—Te han visto con Gaston Dalmau —dijo Peter con tono helado. Pero había, además, una dureza desconocida en su expresión.
Desconcertada por la referencia a Gaston, Lali carraspeó, incómoda. Pero no veía razón alguna para dar explicaciones.
—Sí, he hablado con Gaston un momento.
—Nico, mi cuñado, te vio con él. Estabas en sus brazos.
Lali frunció el ceño. ¿Algo tan inocente podía ser culpable de tanta tensión? Ella ni siquiera conocía al marido de Euguenia. Pero estaba segura de que alguien capaz de leer algo sospechoso en un encuentro como el suyo con Gaston no era precisamente una buena persona.
—Me temo que el pobre había bebido de más...
Peter levantó una ceja.
—¿Ah, sí?
Lali intentó entender su misterioso comportamiento. Él nunca había mostrado signos de ser una persona celosa o poco razonable. Y ahora, de repente, actuaba como un extraño.
—Pues sí. Para empezar, había una docena de personas alrededor. Gaston no estaba coqueteando conmigo, estaba sencillamente... borracho.
—¿No me digas?
—Por favor, Peter... Gaston me rodeó con sus brazos porque tenía que hacerlo para no caerse. Estaba bebido. No hay nada más. De hecho, me resulta increíble que estemos manteniendo esta conversación.
—Estamos manteniendo esta conversación porque cinco minutos después de que Nico te viera abrazando en público a Gaston, Euguenia te sorprendió siendo... bastante más amistosa en privado.
Lali abrió la boca, convencida de que había oído mal.
—¿Qué has dicho?
—No creo que tenga que repetirlo —dijo Peter, sin disimular su desdén—. Te fuiste a una habitación con Gaston.
—No estuve a solas con Gaston en ningún momento...
—¡Esto es asqueroso! —exclamó Peter entonces, sin disimular su rabia—. Al menos, admítelo. Cuando hay testigos, es absurdo negar la verdad.
—Pero es que no es la verdad —contestó Lali—. ¿Y qué se supone que estaba haciendo con Gaston?
—Estabas besándolo.
—¿Qué? Tu hermana está...
—No me ofendas más cuestionando la integridad de mi hermana. Ella vio lo que vio. Has abusado de su hospitalidad y la has avergonzado...
—¡Yo no he hecho nada de eso! —exclamo Lali, incrédula.
Cuando por fin entendió lo falsa y manipuladora que era Euguenia, sintió náuseas. Que alguien a quien no conocía pudiera contar una mentira como ésa la dejaba atónita.
No comments:
Post a Comment