-Muchas gracias. Eres muy generoso, Peter. Pero preferiría que me devolvieran mi ropa.
-No. ¿Por qué te crees que te la quité?
-¿Quitármela? Me la arrancaste.
Peter la miró y apretó sus labios de forma muy sensual.
-No me gusta que lleves ropa que te ha comprado otro.
-Pues he de informarte que lo que llevaba me lo compré yo cuando llegué a Palma.
-Sabes muy bien a lo que me refiero -la recriminó muy enfadado-. El vestido que llevabas en el hotel te lo compró Nicolas, ¿no es cierto?
Lali asintió.
-Pues por eso lo he tirado. No puedo soportar la idea de que fuiste también su mujer -gruñó Peter, furioso por tener que explicar su conducta.
-Aparte de que no soy la mujer de nadie...
-Ahora eres mi mujer.
-¿Cómo has dicho?
-Nicolas te entregó a mí.
-Repite eso otra vez -sugirió Lali, enfurecida por aquellas palabras.
-Y me tengo que hacer responsable de ti, tendrás que cumplir mis deseos de ahora en adelante.
-Yo no cumplo los deseos de nadie, Peter.
-Lo harás conmigo.
-¡Quiero que me devuelvas mi ropa! -gritó Lali, poniéndose en pie como un resorte, sin soportar más su mirada.
Peter estiró un brazo para tocarla.
-Te odio. ¡No me toques!
Le puso las manos en la cara y la miró con actitud desafiante.
-Cuando me desperté, estabas agarrada a mí como una lapa. Te tuve que poner la almohada para que te agarrases a ella.
-¡Si no fueras tan grande, te rompería los dientes!
-Ya estás aprendiendo. Hace sólo una semana, me habrías atacado -murmuró Peter con satisfacción.
Lali se estremeció de pura rabia y confusión. Peter le acarició el pelo y la miró con una intensidad desconcertante.
-Podrás morderme todo lo que quieras esta noche, muñequita de trapo. Me gustan las novedades en la cama.
Cuando cerró la puerta, Lali se agarró a la cama, para no caerse. Seguro que estaba bromeando y que en realidad no quería decir que quisiera hacer el amor con ella esa noche. Pero lo único que tenía que hacer era negarse. ¿Lo único? No iba a ser nada fácil decirle «no» a Peter.
¿En qué había quedado su deseo de lograr una relación más civilizada con él? En treinta segundos la había sacado de sus casillas otra vez. ¿Por qué le había comprado toda aquella ropa? El día en que se casaron, Peter había protestado porque no se puso uno de los vestidos que le había regalado Nicolas. Y ahora le molestaba que se los pusiera.
Parecía que tenía que sentirse ofendida por ponerse las prendas que Nicolas le había regalado. Empezó a dolerle la cabeza. Aquella situación la desbordaba.
Lali empezó a sudar cuando entró en el comedor y vio aquellos descomunales muebles. Peter la miraba. ¿Por qué la miraría como si ella le perteneciera?
-Sabía que el color de ese vestido te haría juego con ese pelo tan precioso que tienes. Lali se sonrojó al oír el piropo. Había elegido un vestido verde de verano, que se ajustaba a su cuerpo y destacaba todas sus curvas.
-¿Por qué te has traído a los criados? ¿No pensarás quedarte mucho tiempo en una casa que decías estaba en ruinas?
-Hay una parte de la casa que está inhabitable, pero creo que podremos arreglarnos en esta parte unas cuantas semanas...
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ReplyDeleteMaass
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