Tuesday, May 19, 2015

capitulo 40

La dejo sobre la cama, se inclino para quitarle un zapato y se encontro con él en la mano mientras Lali retrocedia hacía el baño.
—Espero que me entiendas si te pido que no eches el cerrojo,abras la ventana o busques una escalera de incendios —enumero Peter, y no lo decia en broma. Estudio las piedras que decoraban el tacón del zapato y que destellaban a la luz de la bombilla—. ¿Quién te dio estos zapatos?
—Pablo —dijo ella y su rostro se ensombrecio al nombrar a su hermano.
—¿Son diamantes? —inquirio Peter.
—Probablemente —Lali se encogio de hombros, con la indiferencia de una Esposito cuya riqueza era tal que no se preocupaba por esas cosas.
—Es peligroso exhibir ese tipo de riquezas en publico. Tambien es de mal gusto —dijo Peter exasperado.
—¡Eres un esnob, tal y como dijo papa! —Lali se quito el otro zapato y entro en el baño.
—¿Lali...? —Peter dejo el zapato en el suelo, sintiendose como un hombre que intentara atrapar mercurio con los dedos.
—Nos desprecias porque mis abuelos no eran gente rica e importante. Si quiero ponerme zapatos de mal gusto, ¡me los pondre! —grito ella desde el baño. Peter recorda las palabras de su padre, “Puede que Lali te sorprenda” y contuvo un gruñido.
 Lali, con los ojos llenos de lagrimas, se estudio en el espejo. Si consideraba a su familia adoptiva vulgar y de mal gusto, lo horrorizaría conocer sus verdaderos antecedentes. Una madre que se habia quedado embarazada de Lali y de su melliza mientras mantenia una aventura, un padre que era un politico vendido a menos debido a su propia corrupcion, una hermana que se relacionaba con estrellas del pop y magnates sicilianos... Se pregunto si seguir casada con Peter implicaba olvidar la busqueda de su hermana- —¿Lali...?
—No debería haberte gritado —Lali aparecio en el umbral. Aunque en ese momento parecia una miniatura de la reinma del hielo, Peter tuvo que admitir que su esposa era una belleza—. ¿Quieres que me quite la ropa ahora? —pregunto fríamente, intentando dar la impresión de que su oferta no la inmutaba. Peter entreavio los labios pero se trago las ganas de soltar una carcajada.
—No, desde luego que no. Creo que sera mejor que nos vayamos a la cama y actuemos como si llevaramos casados 40 años y ya no hicieramos esas cosas.  Lali lo miro claramente confusa, se sonrojo y con un gemido, volvio al cuarto de baño. A Peter no le sorprendio oír como echaba el cerrojo. Deseo haber comrpobado las ventanas. Era tan asustadiza como un gatito. ¿Era culpa de él o de ella? Se pregunto por qué todo era tan complicado y como iba a conseguir que saliera del cuarto de baño.
Sintiendose rechazada y dolida, Lali se preparo un baño, por hacer algo. Las lagrimas surcaban su rostro. No sabía por qué se habia creido esa tonteria de que lo habia atraido desde el momento en que la vio; si era así, ¿por qué no habia hecho algo al respecto? Los hombres no decian esas cosas en serio. Debia considerarla una
tonta para creerse esa historia. ¿Loco de deseo? Ni siquiera habia haablado con ella esa noche, ¡excepto para decirle que se negaba a dormir en sabanas de saten! Habia sido un gran error ofrecerse a él para demostrarle que no se acobardaba. Se pregunto quien tenia la culpa de que se sintiera tan nerviosa. ¿ella misma por aceptar una noche de bodas con la que no habia contado? ¿O él por empeñarse en alzarla en brazos como si fuera una muñeca? No tenia ningun derecho a suponer que no era virgen; eso era un terrible insulto al honor de su familia. El era el que dormia por ahí... no ella.

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