Ella apreto los dientes y sus ojos llameraron un instante, indignada por su respuesta, pero se mordio la lengua. No podía entender su deseo de pelear con él; ella nunca peleaba. Sus batallas siempre habian sido, por necesidad, mucho mas silenciosas.
—No me gusta el silencio... no me gusta el malhumor —Peter estendio los manos—. Ven aquí... a Lali tampoco le gusto eso. De hecho, lo que mas odiaba era que le dieran ordenes, pero cuando Peter la miro con esos ojos verdes y espectantes, su orgullo se diluyo en el olvido. Aún no entendio como habia conseguido robarle el alma y dajarla con la sensacion de q ue ningun hombre podría reemplazarlo. Se odiaba por pensar así, pero sus pies se movieron a su pesar, y volvio a sentirse impotente contra la oleada de deseo que la recorrio de arriba abajo.
—Como es natural, quiero hacerte el amor —confesó Peter con voz grave—. Si no quieres eso, vete ahora, porque no puedo vivir con un mujer que se acobarde ante mí.
—¡No voy a acobardarme! —Lali enrojecio.
—Tampoco necesito una esposa virgen —Peter le dedico una sonrisa rapaz que la demadejo—. Puede que me haya gustado la experiencia una vez, ¿qué hombre diria lo contrario? Pero puedo vivir sin eso sin pensar de ti peor que de mi mismo. El matrimonio dura mucho más que la noche de bodas, yineka mou.
Lali no podia creerse que estuviese sugiriendo en serio que ella habia tenido otros amantes. Pero era demasiado cautelosa para aclararlo, por si acababa cayendo en una trampa verbal de las que eran tan usuales en su padre. En cualquier caso, estaba demasiado pendiente del calor de su propio cuerpo, demasiado cerca del de Peter, como para pensar en otra cosa. Él sonrio y ella penso que sus huesos se derretian como el hielo.
—La primera vez que te vi... la primera de verdad, viniste a mi dormitorio a cambiar las sabanas —dijo Peter, tamandola entre sus brazos y mirandola con aprecio—. Me volviste loco de deseo. Parecias tan saludable que eras la tentacion en persona. Me imagine sacandote de ese informe vestido oscuro que confundi con un uniforme y tumbandote sobre la cama.
—No... apenas me miraste... —Lali, con las mejillas ardientes y los ojos muy abiertos, lo miraba incredula.
—Estabas demasiado ocupada intentando que la cama quedara perfecta para darte cuenta. ¿Qué hacía una Esposito cambiando las sabanas? —Peter se inclino y la tomo en brazos por 2ª vez en el día.
—No sé —Lali, con los nervios a punto de estallar, comenzo a hablar a toda velocidad—. Debería haber llamado a las sirvientas, pero no lo hice. Sabía que no te habías dado cuenta de quien era...
—Me di cuenta cuando vi tu fotografía y me enfade mucho contigo, pero tambien me intrigaste —Peter inclino la cabeza y bordeo la curva de su labio inferior con la punta de la lengua. Ella se quedo sin aliento.
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ReplyDeleteotro =)
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