capitulo 41

Peter había alquilado un ático para su estancia en Londres.
Nada más entrar, comenzó a desnudarla con pasión mientras no paraba de besarla. Lali, que había creído que sin alcohol le iba a resultar mucho más difícil mostrarse desinhibida, descubrió que sus besos tenían el mismo efecto embriagador.
Tras hacer el amor de una manera salvaje, Lali lo abrazó con fuerza y sonrió encantada mientras Peter le acariciaba el pelo.
—Eres una mujer increíble —le dijo él tomándola de la mano para que lo acompañara al baño—. Muy misteriosa también. Por ejemplo, ¿cómo es que hablas francés?
—Mi madre era francesa, de París.
— ¿El hombre francés que te llamó ayer era un pariente entonces?
Lali frunció el ceño sorprendida.
—No, es el marido de una amiga. Nunca me ha caído muy bien...
— ¿Pero no has quedado con él la semana que viene?
—Me ha pedido que lo acompañe de compras para elegir ropa para su mujer y su próximo hijo—suspiró Lali—. No me puedo creer que esté embarazada de nuevo. Ya es el tercero y sólo tiene veintitrés años...
Peter se sintió muy aliviado, pero avergonzado a la vez de haber sospechado que Lali tenía una relación con el marido de su amiga.
Se dio cuenta de que había conocido a demasiadas mujeres calculadoras capaces de hacer cualquier cosa para capturar a un hombre rico.
Lali lo observó mientras hacía correr el agua de la ducha. A continuación, alargó el brazo y la agarró. Actuaba como si fuera de su posesión y lo más sorprendente es que a ella le gustaba.
Peter era un hombre protector y, cuando quería, caballeroso de una manera que Lali nunca había asociado con el sexo, sobre todo en un hombre tan masculino y
agresivo.
La hacía sentir como un delicado objeto de cristal que había que cuidar constantemente y una vampiresa con la que ni siquiera podía compartir la ducha sin excitarse.