Wednesday, May 13, 2015

capitulo 47

-Entonces no creo que haya más que discutir -concluyó Peter.  Lali frunció el ceño, sintiéndose confusa.
-Pero...
-Tú no quieres una relación esporádica. Y yo no quiero comprometerme a más.
El color en las mejillas de Lali fue desapareciendo poco a poco, quedándose tan blanca como la camisa que llevaba él puesta. Aquel comentario lo sintió como si le hubieran dado una puñalada en su corazón. Nunca antes se había sentido tan dolida. Salió del Ferrari como si estuviera borracha, concentrándose en cada uno de los movimientos que hacía. El estómago se le revolvió.
Se sentía rechazada. Como si fuera una adolescente, le había dicho sus miedos e inseguridades con la esperanza de que él la tranquilizara. Pero Peter no era un hombre que tratara a las personas con delicadeza.
-Claro que siempre puedes intentar hacerme cambiar de opinión -añadió Peter.  Lali se estremeció, al sentir que él profundizaba más en su herida. Y justo en ese momento, Lali comprobó que cuando la provocaban, podía odiar con la misma intensidad que amaba. -Déjame que te dé un consejo -murmuró él-. No lo vas a conseguir, si sigues por ahí dándote vueltas con tu amigo.
Lali se dio la vuelta y lo miró a la cara.
-Por lo que mí respecta, tú ya no existes -le dijo, muy digna-. No quiero saber nada más de ti. Cuando entró en la casa se sentía angustiada, pero entró con la cabeza muy alta. Por lo menos sabía qué terreno pisaba y eso le servía de protección.
-¿Por qué te has molestado? -le preguntó Lali a Carmina cuando ésta le llevó un vaso de zumo de limón-. Podría haber entrado yo misma.
-Pero si sólo entras en la casa cuando está oscureciendo -protestó la mujer.
Lali se puso en pie y se estiró. Se restregó las manos en sus pantalones cortos y aceptó el vaso, dirigiéndole una sonrisa.
-Este jardín ya parece otra cosa, ¿no crees?
Carmina se sentó en unos escalones que habían visto la luz tan sólo el día anterior, y se cruzó de brazos. Su rostro arrugado reflejaba preocupación mientras observaba los arbustos podados y los rosales, donde antes sólo había maleza. Suspiró.
-Este matrimonio no parece que vaya bien.
Lali alzó la cabeza, entrecerró los ojos, para protegerlos del sol y dio un trago del zumo de limón. Sació su sed, pero le costó un gran esfuerzo hacer pasar el líquido a través de los músculos de su garganta.
-Carmina...
-Esto no es lo que tu padre quería -empezó a decirle Carmina-. Su mayor sueño siempre fue que Peter y tú os casarais.
-Pero los sueños no siempre se cumplen... -de hecho, aquello se había convertido en una verdadera pesadilla.
Los últimos tres días, vivir bajo el mismo techo que Peter se había convertido en una tortura. Por mucho que lo intentaba no dejaba de sentirse rechazada, pero se comportaba como si nada hubiera pasado. No podía estar en la misma habitación que él. No podía mirarlo, ni hablar con él. Sólo conseguía olvidarse de él haciendo trabajos físicos. Y por las noches, a pesar de lo cansada que estaba, no lograba dormirse.
Daba vueltas en la cama, dormitaba, pero a los pocos minutos se despertaba acalorada, después de haber tenido sueños eróticos en los que Peter era el protagonista. Con lo cual las noches eran incluso más agotadoras que los días.
-No sabe que eres la hija de Don Nicolas -le reprochó Carmina-. No está bien que le ocultes eso a tu marido.
-Sé lo que hago, Carmina.
-¿Cómo puedes decir eso? No se respira paz en Son Fontanal. Esto está triste, nadie se ríe. -Peter está siempre enfadado.

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