capitulo 67

Peter se encogió de hombros, como si no le importara. ¿Qué otra cosa podía hacer? Lali esperaba un hijo suyo y él la había tratado de una forma vergonzosa. Ésa era su penitencia. Si le decía que sí a todo, seguramente podrían retomar su relación. Eso era lo que quería.
—¿Por qué no...?
Lali se preguntó por qué parecía tan tenso. Y por qué había tomado dos vasos de whisky cuando él no solía beber.
Pero estaba tan cansada que no pudo disimular un bostezo.
—¿Quieres que te acompañe a tu habitación?
—Sí, por favor, estoy muy cansada... Espera, todavía no me has hablado de la casa.
—Te lo contaré mañana.
—Ah, por cierto, no te he contado que me han descubierto en el mundo de la moda —sonrió Lali entonces—. Me he reunido con Leonie Vargas esta tarde y me ha ofrecido la posibilidad de diseñar bolsos para su próxima colección.
—¿En serio? Me alegro mucho por ti.
Peter pensó en Leonie Vargas. En su opinión, no era más que una excéntrica y, sin embargo, era una de las diseñadoras más prestigiosas del país. Millonaria, además.Lali había encontrado su sitio, pensó. Leonie Vargas estaría encantada con esos bolsos en forma de tomate. Siempre había temido que no tuviera éxito, que se encontrase con el rechazo del mundo de la moda. Pero no, Lali lo había conseguido todo por sí misma.
—Bueno, me voy a dormir, estoy agotada. Hasta mañana.
Peter resistió la tentación de tocarla. Sabía que Lali no quería hacer el amor con él y, ahora que intentaban ser amigos, sería mejor no saltarse las barreras que ella misma había impuesto. Pero al día siguiente, cuando la hubiese pedido en matrimonio, cuando le hubiera puesto un anillo de compromiso en el dedo... entonces no podría resistirse.
Aunque aún tenía que pulir un par de detalles.
Lali miró la preciosa habitación de invitados. Por fin estaba en el famoso dúplex de Peter Lanzani. Había saltado una barrera, pensó, irónica. Aunque no debía olvidar que había estado al otro lado durante dos años.
Desde que Peter la dejó, había aprendido mucho. Él siempre la había visto como su amante y siempre la vería de esa forma. Por el momento, su embarazo había conseguido que llegaran a un término amistoso, pero las barreras siempre seguirían allí. De modo que, por muy enamorada que
hubiese estado de aquel hombre, debía ser sensata y mantener las distancias.