capitulo 19

Se enterró en ella con fuerza y, delirante de deseo, Lali lo recibió, contrayendo los músculos para no dejarlo ir. Su necesidad de él era doloro-samente intensa. Su pasión la enloquecía hasta el límite, pero luego empezó a caer, a caer... hasta llegar a un estado de agitación que no tenía nada que ver con la sensación de felicidad que experimentaba otras veces. Su cuerpo estaba satisfecho, pero sus emociones no. Sin darse cuenta, sus ojos se habían llenado de lágrimas.
Peter apartó el pelo de su cara.
—¿Qué te pasa?
—Nada —contestó Lali—. No sé por qué estoy llorando.
Él la acarició, pensativo. Si tenía paciencia, le contaría qué pasaba. Lali era incapaz de guardarle un secreto.
—Lo siento... supongo que me he puesto emotiva pensando en nuestro aniversario —murmuró ella poco después.
—¿Qué aniversario?
—¿No sabes que dentro de unos días hará dos años que estamos juntos? —sonrió Lali, levantando la cabeza—. Quiero que lo celebremos.
¿Dos años? Peter intentó disimular su reacción ante la noticia. ¿Tanto tiempo llevaba con Lali? ¿Dos años? Algunos matrimonios no duraban tanto. ¿Cuándo se había convertido en algo permanente? Se había metido en la rutina de su vida sin que se diera cuenta...
La vida de Lali estaba tan imbricada en la suya como las hojas de hiedra en un árbol. No era una analogía muy inspirada, pero... ¿Cuándo fue la última vez que se acostó con otra mujer? Dos años. Le había sido completamente fiel. Reconocer eso hizo que apretase los dientes. Inex-plicablemente, se había infiltrado en su libertad como un ejército invisible, condicionando su vida de una forma que le resultaba completamente ajena. La sorpresa lo enfrió, como si estuviera en presencia del enemigo.
—No me gusta celebrar mis aniversarios con mujeres —dijo con los ojos brillantes—. No me gustan esas cosas sentimentales.
Lali se quedó sin respiración. No quería creer que Candela había tenido razón, pero...
—Para mí es especial que hayas sido parte de mi vida durante tanto tiempo.
Peter se encogió de hombros.
—Lo pasamos bien juntos y te aprecio en lo que vales, pero no creo que sea apropiado celebrar aniversarios. No somos novios.
Lali se sintió como alguien atado a una vía cuando el tren se acercaba a toda velocidad. Esas palabras aplastaban todos sus sueños, todas sus ilusiones.
De un salto, él se levantó de la cama para ir al baño. Lali se quedó tumbada, atónita, con el corazón roto. Delante de sus ojos, el hombre al que amaba se había convertido en un extraño aterrador de ojos fríos y tono cortante.
Nerviosa, se levantó para ponerse la bata azul que había sobre una silla, pero tuvo que volver a sentarse en la cama porque la cabeza le daba vueltas. Era ese estúpido mareo otra vez. Quizá tuviera una infección de oído...