capitulo 64

Su vanidad, incluso a riesgo de perder a su marido, era ofensiva. Peter se dio cuenta entonces de que su, antaño inocente hermana pequeña, se había convertido en una mujer adulta... y no le gustaba demasiado esa mujer.
—La noche que hiciste la fiesta... —empezó a decir, cuando una duda apareció en su cerebro—. Dijiste que habías visto a Lali con Gaston Dalmau.
¿Era verdad?
Euguenia se puso colorada.
—No sé adónde quieres llegar.
—La historia esa sobre Lali y Dalmau era mentira, ¿no? —intentó sonreír Peter, como sin darle importancia, aunque por dentro estaba fu-rioso.
Ella lo miró, insegura, pero al ver la sonrisa cayó en la trampa.
—¿Cómo lo has adivinado?
Cuando su hermana le confirmó que el beso entre Dalmau y Lali era una mentira, Peter tuvo que tragar saliva. Mil cosas daban vueltas en su cabeza...
—¿Por qué lo hiciste?
—Tenía que protegerme a mí misma. Me pilló besando a otro hombre... y decidí desacreditarla antes de que pudiera contárselo a nadie —se enco-gió Euguenia de hombros.
—Nunca te lo perdonaré —dijo Peter con los dientes apretados.
Euguenia lo miró, perpleja.
—¡Me has engañado! ¡Eso no es justo!
—¿Y tú fuiste justa con Lali?
—No esperarías que me cayese bien, ¿no? —le espetó su hermana—. Desde que conociste a Lali Esposito, no tenías tiempo para mí. Siempre esta-bas con ella. Pero, ¿quién era la tal Lali? Una vulgar ramera... ¡no podía creer que la hubieses traído a mi casa!
—No te atrevas a decir eso de ella, Euguenia. No vuelvas a hacerlo.
Peter salió de la casa, pero no subió a la limusina. Quería caminar un rato para aclarar sus ideas. Nada podía excusar el comportamiento de su hermana. ¿Cómo había podido estar tan ciego?
Euguenia siempre había necesitado ser el centro de atención. Desde pequeña había montado pataletas cuando no se salía con la suya. Últimamente, él mismo empezaba a hartarse de sus exigencias...
Naturalmente, él había querido estar con Lali. Alguna vez se preguntó por qué Euguenia tenía tan poco interés en su vida privada; ahora sospechaba que su resentimiento había aumentado en proporción geométrica con la duración de su relación con Lali. Sin embargo, no había intuido que le estaba engañando, que había fabricado una mentira para que rompiese con ella.
Era culpa suya que Lali se hubiera convertido en la víctima inocente de su maldad. ¿Cómo iba a compensarla? ¿Cómo iba a compensar a Lali por las cosas que le había dicho, por su trato, por su desprecio?
¿Cómo iba ella a perdonarlo?
Cinco minutos después, la llamó por teléfono.