Thursday, October 29, 2015

capitulo 12

Tenía los ojos inundados de lágrimas. Ese era un período de su vida que no quería recordar en presencia de Peter. La volvía demasiado vulnerable.
Peter respiró profundamente, tratando de descifrar la tensión que revelaba su rostro. Luego le dijo:
-Mira, comprendo que estés muy sensible, pero tienes que aceptar que no soy tu enemigo. Con un refunfuño de desacuerdo, ella hizo a un lado las sábanas. -Dame cinco minutos.

En el cuarto de baño, Lali tiritaba mientras se vestía con cierta torpeza. Si algo detestaba era un baño con agua fría. Después de cepillarse el cabello, se frotó las mejillas y con gusto observó que adquirían un suave color rosado.
De vuelta a la planta baja, contempló el cuarto vacío. Pensó que allí estaría suficientemente cómoda. Tenía agua fría y caliente, y comida. Podía prescindir de muchos lujos. Mientras guardaba algunas cosas en su neceser, descubrió un teléfono sobre una mesita y sonrió. Era una necesidad.
Subió al todoterreno, esbelta y deslumbrante con sus vaqueros negros y su suéter rojo. Peter la miró provocándole una singular sensación de timidez. -¿Cuándo instaló mi abuela el teléfono? -preguntó -Ella...
-La convencí de que lo pusiera después de la muerte de tu abuelo. Estoy seguro de que nunca lo usó, pero sin duda le dio cierto sentimiento de seguridad.
-¿Alguna otra cosa que deba agradecerte?
-No quiero tu agradecimiento. Ahora, volviendo a mi sugerencia, sigo pensando que deberías quedarte en Torbeck unos cuantos días. -¿En tu rancho? -lo miró desconcertada.
-Según creo, no tienes a dónde ir... -Le lanzó una mirada de sorpresa. ¿Sería posible que hubiera tomado en serio su queja de que estaba mal de dinero? Evocó la manera en que la prensa interpretó a su favor la afirmación de Grant acerca de que, sin él, ella no tendría ni un céntimo. Además,Peter tenía en su contra a dos hermanas y a su madre, que se habían endeudado por completo antes de que él las hubiera persuadido de que ya no podían permitirse los lujos a que estaban acostumbradas.
Aspiró profundamente, renuente a enfrentarse a la incomprensión de Peter.
-Mira, no hablaba en serio la otra noche. No tengo ninjún problema económico, Peter.
El la interrumpió secamente, sin dar importancia a su declaración.
-Probablemente mi invitación fuera mal interpretada, pero mi intención era buena. Necesitas tranquilidad e intimidad, algo que abunda en Torbeck. Mercedes se pasa la mitad del día en la cama y la otra mitad en Merill's. Es una invitación sincera. No hay ningún sentido oculto en mi ofrecimiento, si es que eso te preocupa.
-No, no es eso.
-No te volveré a tocar. Anoche ninguno de los dos sabíamos lo que hacíamos.
-Habla por ti.
«¿Es que tiene una larga lista de excusas?», se preguntó disgustada, ¿Acaso la pasión resultante de una locura temporal lo asaltaba únicamente cuando estaba cerca de ella? -¿Quieres decir que no tuvo importancia con quién fue? ¿Cualquier puerto es bueno en la tormenta?
A punto de abofetearlo, apretó los puños.
-No sé. No tengo experiencia marinera.
-En eso tienes razón -aceptó Peter-. Anoche estabas casi dormida.
Lali sintió un punzada de dolor. ¿Habría descubierto la inexperiencia en su respuesta, en su conducta? Resuelta a no dejar traslucir su incomodidad, repuso en tono de burla:
-¿Eso te dio una pista? Me gustan los hombres. ¿Tienes problemas en este terreno, Peter? La reacción sexual humana no es otra cosa que oprimir los botones adecuados, y creo que tienes bastante práctica en ese campo -cobrando bríos, sonrió con languidez-. Supongo que no te quejarás de que me haya gustado la demostración.
-Hablas como si fueras una cualquiera -su expresión se endureció.
-No, a ti no te gustan las mujeres que disfrutan. ¿Es que hice algo que te molestó? ¿Necesitas inocencia fingida para sentirte bien? ¿Es que Belen...?

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