Wednesday, October 21, 2015

capitulo 27

Lali continuó comiendo en silencio, disfrutando de la soleada vista desde la gran cristalera. Al cabo de un rato, tomó otro plato y sirvió unas porciones de lo que acababa de tomar.
—Toma —dijo, quitándole el periódico y colocando el plato ante él—. Me estás volviendo loca. Come algo.
Peter se quedó mirándola unos segundos, con el ceño fruncido.
—No quiero comer nada —dijo, tomando de nuevo el periódico.
Lo abrió nuevamente y estiró la página que ella había arrugado. Suspirando, Lali se puso de pie y se lo quitó de las manos. Ella se sentó y se apartó lo suficiente para que no pudiera volver a tomarlo a menos que se levantara y rodeara la mesa.
—¿Qué te parece si te leo el periódico mientras comes?
Él frunció el ceño.
—Lali, no te he traído para que te comportes como una madre ni para que me digas qué es lo que tengo que hacer. Tengo treinta y cinco años y me gustan mis hábitos. Anda, devuélveme el periódico.
Ella ladeó la cabeza.
—Tienes un duro día por delante, y anoche consumimos bastante energía. Necesitas tener fuerzas, o esta noche, no me serás útil en la cama.
Sintió que le ardían las mejillas por su audacia, pero decidió no sucumbir ante su intensa mirada. Peter se quedó mirándola fijamente unos segundos, mientras sentía que se deshacía en su interior.
Al cabo de unos segundos, él rompió a reír y tomó el tenedor.
—De acuerdo —dijo—. Comeré. Pero no te preocupes —añadió con mirada pícara—, tendré toda la fuerza necesaria para hacer esta noche cualquier cosa que se te ocurra.
Lali abrió el periódico para ocultar los colores de sus mejillas, tragó saliva y comenzó a leer donde él lo había dejado. Las noticias eran aburridas, pero no se detuvo hasta que llegó a la última página. Incluso le leyó las tiras cómicas una por una.
Cuando terminó, dobló el periódico y lo dejó a un lado, satisfecha al ver que Peter había limpiado el plato e incluso que se había servido un vaso de zumo.
—He cambiado de opinión —dijo—. De ahora en adelante, voy a desayunar fuerte y te dejaré a ti que me leas el periódico, con esa voz sensual que tienes.
¿Sensual? Nunca antes había pensado que su voz fuera sensual.
—Quizá puedas volver a leerme algo esta noche. Algo sexy y pícaro.
Se le hizo un nudo en el estómago y comenzó a sentir una oleada de deseo.
—¿Tienes material sexy y pícaro? —preguntó Lali, y se sorprendió ante el tono sensual de sus palabras.

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