Tuesday, October 27, 2015

capitulo 86

Lali dejó caer los brazos mientras Peter levantaba su rostro, tomándolo entre las manos, y deseó que sus ojos no brillaran por las lágrimas que estaba conteniendo.
—Dime que no es demasiado tarde, Lali —susurró, acariciándole el pelo—. Dime que sientes lo mismo y que no lo he echado todo a perder por mi obstinación.
Por un momento, lo único que pudo hacer fue parpadear. Temía que si cerraba los ojos, toda aquella alegría se desvanecería. Todo parecía maravilloso, tal y como siempre había querido.
Pero temía que le rompiera el corazón. Temía confiar en él y volver a sufrir.
—¿Y lo que Tisha dijo? ¿Qué pasa si nos la encontramos y se comporta del mismo modo en que lo hizo la otra noche? ¿Me lo echarás en cara? ¿Tendremos que pasar por esto mismo cada vez que alguien nos diga algo que no te guste?
Sus labios se tensaron unos segundos, antes de responder.
—No puedo prometerte que no me afecte o que me tenga de mal humor unos días. Pero no pagaré mis frustraciones contigo. Tan sólo te pido que tengas paciencia hasta que se me pase. Aun así, estoy seguro de mí mismo y no necesito la aprobación de nadie.
Peter acarició su pelo, pasándole un mechón por detrás de la oreja.
—Podía haber tardado veinte años en darme cuenta, pero lo he hecho ahora y no lo voy a olvidar. Tan sólo te pido que me des una oportunidad para demostrártelo. Te quiero, Lali, y quiero que te quedes conmigo, como mi esposa y compañera durante el resto de nuestras vidas. ¿Qué me dices, cariño? ¿Merece la pena el riesgo?
Sí lo merecía. Quizá su relación no fuera siempre fácil, pero mientras se quisieran y estuvieran dispuestos a hablar las cosas, Lali estaba convencida de que su relación funcionaría.
—Es dificil decirte que no —dijo ella, tratando de contener las lágrimas, y respiró hondo, procurando llenar de aire sus pulmones—. Y te quiero, así que la respuesta es que sí.
Una amplia sonrisa asomó al rostro de Chase. Su felicidad era contagiosa, y ambos comenzaron a reír
Ella besó de la manera más apasionada que podía recordar, y ella lo rodeó por el cuello.
Se apartaron, respirando entrecortadamente.
—¿Es eso un sí? —preguntó—. ¿Te casarás conmigo?
—Sí —dijo ella, incapaz de ocultar la felicidad que sentía.
Entonces, alargó la mano y lo golpeó en el estómago.
Peter gruñó, dando un paso atrás y llevándose la mano al estómago.
—Pero me reservo el derecho a darte una bofetada si te pones tan grosero como anoche.
—De acuerdo —dijo, tomándola de la cintura—. Completamente de acuerdo. Pero te prometo que no volveré a comportarme como lo hice anoche en el restaurante.
Ella ladeó la cabeza y enarcó una ceja.
—Oh, no lo sé. Tampoco estuvo tan mal. Nunca más podré volver a lavarme las manos en un aseo público sin que ciertas imágenes acudan a mi cabeza.
—Bueno, futura señora Lanzani. Creo que eres un poco traviesa.
Lali sonrió y se estrechó contra su cuerpo.
—Qué puedo decir? Ultimamente he practicado mucho y he aprendido del mejor.

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