Saturday, October 31, 2015

capitulo 34

-Siento muchas cosas en este momento. Y ninguna de ellas es sensata.
El corazón de Lali latía furiosamente. El colchón se había hundido bajo el peso de Peter. «Sólo esta vez, sólo esta vez», se decía a sabiendas de que se estaba mintiendo. Estaba atada a él a pesar de que sabía que era como una peligrosa adicción. El paso del tiempo había profundizado su dependencia.
La atrajo con suavidad al calor de su abrazo. Pasó los labios en un punto sensible, situado debajo de ta oreja de Lali, mientras ella comenzaba a entregarse. Conforme los diestros dedos de Peter le desabrochaban el camisón, ella temblaba y se preguntaba con locura qué era lo que esperaba. ¿Y si se quedaba inmóvil? ¿Y si se daba cuenta de lo poco experimentada que era?
¿Por qué él no advertía todo esto?
-Estás temblando como una hoja -declaró con una voz tan profunda que la dejó desarmada.
-Es que tengo frío -mintió.
A punto de salir huyendo, tropezó involuntariamente con su hipnótica mirada. Sintió que el corazón se le detenía. Con un dedo él le acarició el tenso labio inferior.
-¡Oh, Peter, por favor...!
Peter bajó la cabeza para permitir que sus labios exploraran ardientemente la curva esbelta de su cuello. Todo su cuerpo había adquirido una sensibilidad intolerable. Toda ella se derretía. Con suavidad separó los bordes del camisón para dejar al descubierto la plenitud de sus senos; luego acarició con la lengua el valle que se abría entre ellos y con los pulgares exploró los tensos pezones. Se apoderó de un pezón con los labios y entonces un dulce tormento recorrió en oleadas sus temblorosos miembros. Por un instante pensó que podría morir del placer que él le provocaba.
Ese primer contacto de su cuerpo la excitó más allá de lo imaginable. Peter deslizó una mano por su espalda atrayéndola hacia sí. El abandono, la entrega de Lali, le arrancó un suspiro. La mano que se deslizaba por sus caderas, hasta el húmedo centro de su femineidad, se detuvo cuando liberó su boca de la prisión de sus labios.
-¡Cálmate! Quiero que esto sea perfecto -expresó agitadamente.
Lali no aceptaba que hubiera ni siquiera un solo centímetro de separación entre ellos. Sus ojos inundados de pasión no se apartaban de Peter.
-No te detengas... -pidió, buscando su lengua con la suya, arrancándole un gemido del alma. La destreza de sus dedos acabó con los últimos restos de su control. Un salvaje y atormentado apetito se apoderó de ella. En cuanto llegó a la suave redondez de sus caderas, Peter la atrajo hacia sí. Arrodillándose entre sus muslos la poseyó.
Lali no creía posible sentir más placer, pero entonces se encontró de repente sumida en un clímax que la dejó abrumada, vencida.
Flotando entre nubes volvió a la realidad, Peter seguía abrazado a ella, con el rostro escondido en su cabello. De pronto sintió la imperiosa necesidad de apagar sus ansias con besos de gratitud y palabras de amor.
Liberándola de su peso, la miró inquisitivo.
-Estuviste nerviosa porque fue un desastre la última vez.
-¿Sí? -ella no quería hablar, simplemente retenerlo entre sus brazos.
-Si mi memoria no me engaña, te hice mucho daño. Estaba ebrio y no tenía mucha experiencia.
Me enloquecía la posibilidad de poseerte y perdí la cabeza.
-¿Es preciso que hablemos de eso, Peter?
Él le apartó el cabello de la cara.
-No es necesario que hables. Limítate a escuchar.
Le dio la espalda, molesta por comprender que una vez más se había entregado a él con demasiada facilidad.
-Tampoco quiero escuchar.
Con una mano, Peter la tomó de un hombro y la obligó a tumbarse boca arriba.
-Quédate quieta y escucha. En mi conciencia, en mi interior he vivido esa noche desde hace mucho tiempo. Me he odiado por ello. Tú eras tierna e inocente, y de ningún modo estabas preparada para una relación física, pero si en mil kilómetros a la redonda hay un varón que hubiera podido resistirse a ti aquella noche, me gustaría conocerlo.
Un silencio absoluto fue la única respuesta a sus palabras y eso lo molestó. Apretó los labios y luego añadió:
-Simplemente te estoy pidiendo que contemples esa noche desde otra perspectiva. Cuando escapaste de tu casa, mi preocupación por ti me sacó de quicio. Entonces me culpé y todavía me sigo culpando. ¿No respondes nada? ¿Es que de nuevo no me tomas en cuenta?

1 comment:

  1. Ayy q le diga toda la verdad y q si quiere después se vaya!
    Maass

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