Friday, October 30, 2015

capitulo 23

-Pablo y yo damos fiestas espectaculares y nos encantaría verte -la interrumpió Mary, para luego insistir con más fuerza-: Pero ahora no puedo hablar más. Nos veremos mañana por la noche.
Después de despedirse, Mary se dirigió al deportivo blanco que estaba aparcado en la puerta. -Mary y los conductores que huyen cuando atropellan a alguien tienen mucho en común -intervino Gaston , con una amplia sonrisa-. Reconozco en tu cara esa expresión. Ella ejerce sobre mí el mismo efecto.
Lali sonrió.
-¿Ya ha llegado Peter?
-Está afuera. Voy a llamarlo. ¿Te parece?
Por la ventana Lali vio a Peter y a Belen charlando en el aparcamiento trasero. Negó con la cabeza.
-Puedo esperar.
-Deberías ir a la fiesta de los Martines. Yo iré, solo... Si quieres...
Lali seguía mirando por la ventana. La mano de Belen descansaba sobre el brazo de Peter. La chica volvió la cabeza de golpe, con un nudo en la garganta.
-Pasaría a recogerte a las ocho -continuó Gaston.
-¿A las ocho? -preguntó, como un eco.
-Para ir a la fiesta. No hay razón para que vayamos solos. Bien, ¿qué dices? Lali se vio dominada por un súbito impulso. Esbozó una sonrisa radiante.
-Claro que sí.
En ese momento sonó el teléfono y Gaston fue a contestar. Peter entró en la habitación.
-Perdona mi retraso. ¿Llevas mucho tiempo esperándome?
-Unos minutos -respondió fríamente.
-Le ruego me disculpe, milady -respondió él, aparentemente indiferente a su tono de voz. Ya fuera del pueblo,Peter dio un brusco volantazo para evitar atropellar a un perro. El movimiento lanzó a Lali sobre él y ella extendió una mano, que fue a dar al duro y fuerte muslo de Peter. Una oleada de ardiente deseo volvió a invadirla.
Una necesidad irresistible de romper el silencio la obligó a preguntar:
-¿Crees que seguirá nevando durante mucho tiempo?
Peter se echó hacia atrás y rió con todas sus ganas, dedicándole una mirada de ardiente complicidad.
-¿Por qué no hablas de lo que estás pensando? En una mujer como tú, que acepta, que disfruta mucho haciendo el amor, tu reticencia resulta extraña.
Lali se ruborizó. Los ojos de Peter expresaban una descarada invitación, subrayada por su boca sensual.
-No tenemos nada de qué hablar -respondió con tono cortante.
Peter se detuvo en la puerta de la casa.
-Al menos no de algo que puedas hablar sin sentir que corres algún riesgo -terminó la frase con un tono perezoso y provocativo.

La misma ropa que Lali había llevado desde Los Ángeles, la había acompañado al norte de Inglaterra. Para la fiesta había escogido un vestido negro y azul, que habría sido un verdadero desastre en alguien que no tuviera un cuerpo tan perfecto como el de ella.
Los Martines vivían en una moderna casa de dos pisos, situada al otro lado de la población. Mary y su marido, se dirigieron hacia Lali en cuanto entró.
-Estaré muy orgullosa de presentarte a todo el mundo. ¡Oye, qué vestido más bonito! ¿Valentino, verdad? En esta temporada yo sigo a Saint Laurent.
Era una fiesta de categoría. Lali percibió pequeños y bruscos silencios, así como frases rápidas mientras su anfitriona la presentaba. La joven sonrió y charló hasta cansarse.
Al final todo se volvió en su contra. Se encontraba bailando en los brazos de Pablo, que había bebido más de la cuenta, cuando de pronto apareció Peter y los interrumpió. -Con tu permiso, Pablo -hábilmente la liberó de Pablo, y luego se dirigió a ella-. Dentro de poco tu anfitriona se pondrá como una fiera.
-Debió ponerle un collar y una cadena, aunque te diré que podría haberme librado sin necesidad del escuadrón de rescate -declaró malhumorada.
-¿Dónde está Gaston?

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