Thursday, October 22, 2015

capitulo 36

El sonrió, dejando ver sus brillantes dientes blancos antes de volver su atención al helado.
Lali tuvo que mantener el control para evitar retorcerse mientras él decoraba sus pezones, dejando trazos de nata y salsa de chocolate caliente en sus pechos, cintura e interior de los muslos.
—Así está perfecto —dijo él, colocando una fresa en su ombligo, mientras se inclinaba hacia atrás para comprobar su obra de arte.
Ella contuvo un gemido. Una bola de helado de vainilla se derretía entre sus piernas, dirigiéndose hacia el lugar donde lo único que deseaba era sentir el calor de Peter.
—Está frío.
—Hmm. Déjame ver qué puedo hacer para darte calor.
Aquel susurro y la mirada decidida en sus ojos, la hicieron estremecerse de deseo.
El se inclinó y lamió el chocolate de sus pechos. Aquello provocó que sus pezones se endurecieran, asomando por entre la nata.
Ella se estremeció, arqueando la espalda y rodeándolo con sus brazos.
—No, no —dijo él sin apartar los labios de ella—. No puedes tocarme. Todavía
no.
La tomó por las muñecas y le llevó los brazos por encima de la cabeza.
—Quédate tumbada y disfruta.
Era más fácil decirlo que hacerlo, pensó Lali. De momento, aquella idea de disfrute la estaba llevando al borde del tormento, y tan sólo estaban empezando.
Peter lamió poco a poco toda la nata de uno de sus pechos hasta dejar el pezón al descubierto.
Lali se mordió con fuerza el labio inferior para evitar gritar mientras él se ocupaba del otro pecho. Ella agarró con fuerza la almohada, sintiendo todos sus músculos en tensión.
—Peter, por favor.
—Enseguida —susurró él mientras continuaba lamiendo el chocolate de su vientre.
Siguió bajando, dejando tan sólo la fresa en su ombligo, y le apartó los muslos, comenzando a lamer el helado que había entre ellos.
Pero no se detuvo ahí. Aunque estaba segura de que el helado no había goteado mucho más lejos, él le levantó las piernas y comenzó a explorar. Peter mordisqueó, lamió y acarició sus pliegues húmedos hasta que ella lo tomó por el pelo sin saber si apartarlo o atraerlo más hacia sí. Cuando él se concentró en el centro oculto de sus deseos, sin previo aviso, Lali alcanzó el orgasmo junto a su boca.

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