Sunday, October 25, 2015

capitulo 68

Llevaba el pelo peinado hacia atrás, en vez de revuelto como de costumbre, lo que le daba un aspecto muy atractivo y sofisticado.
Lali estuvo a punto de pasarse la lengua por los labios, pero recordó que se los acababa de pintar, así que se contuvo.
—Guau —murmuró él—. Estás fabulosa.
—Gracias —dijo, dando una pequeña pirueta—. ¿Das el visto bueno a mi vestido? Es estrecho, sexy, ensalza mi pecho y mi trasero, e incluso —añadió, girándose para que viera la parte trasera—, deja la espalda al descubierto.
—Bonito, muy bonito —dijo él, acariciándole la espalda con un dedo, de abajo arriba.
Ella se estremeció, tanto por su caricia como por su tono seductor Si no se controlaba, acabarían rodando allí, en el suelo de la casa de su padre, y se perderían la fiesta.
Lentamente, se volvió a girar para mirarlo, llevándose la mano al estómago en un intento de controlar los nervios que sentía.
—¿Nos vamos? —preguntó Lali.
Suspirando, Peter dejó caer la cabeza.
—Si no nos queda otra opción...
Sonrió, y lo siguió fuera, cerrando la puerta tras ella.
La ayudó a subirse al coche, y luego rodeó el coche y después se sentó en el asiento del conductor.
Les llevó media hora llegar al hotel donde la fiesta de recaudación de fondos se celebraba. Al llegar, Peter entregó las llaves al aparcacoches y sujetó la puerta a Lali para que saliera.
Entraron en el lujoso vestíbulo del hotel del brazo y tomaron el ascensor hasta la cuarta planta. Llegaron a la entrada del salón y se quedaron unos segundos allí, mirando a su alrededor.
Justo cuando Peter comenzó a dar un paso para entrar, Lali ladeó la cabeza para buscar su mirada.
—Oh, casi se me olvida —dijo ella en tono inocente—. No llevo ropa interior — añadió, susurrando, poniéndose de puntillas.
El salón estaba abarrotado de personas, a muchas de las cuales Peter conocía por haber hecho negocios con ellas, y había mucho ruido.
Pero lo único que oía en su cabeza era aquellas cuatro palabras que Elena le había susurrado al oído nada más entrar en la fiesta.
Se había quedado tan anonadado por aquel comentario, que se había quedado helado en el sitio.

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