Friday, October 30, 2015

capitulo 26

-No creo que puedas culparte por eso -declaró Lali en voz baja.
-¿Tú crees? Paula vivía en la periferia de mi vida y siempre lo supo. Tener a Tina fue el último intento de reconciliación, pero no funcionó -reconoció bruscamente-. Paula se sintió atrapada por Tina y luego tuvo una aventura. A decir verdad; a mí no me importó.
Lali palideció ante el fiero destello de sus ojos, mientras él continuaba:
-A veces la maldije por la manera en que trataba a Tina. Cuando se fue, nunca más volvió a visitarla. Tina se sintió abrumada. Comencé a tramitar el divorcio. Paula me telefoneó para decirme que iba a abandonar al hombre con quien estaba viviendo y que quería volver conmigo. Se dirigía a Torbeck cuando sufrió un accidente.
-Obviamente no fue culpa tuya. Se necesitan dos personas para estropear una relación.
-También se necesitan dos para que vuelva a funcionar.
Lali esquivó su mirada. Había empezado a llover.
-Creo que ahora necesitamos ese refugio.
Lali llegó a Tor un minuto después que él. La ayudó a bajar de la silla.
-Oye, estás empapada.
La lluvia caía a menos de un metro de distancia del abrigo rocoso bajo el que estaban refugiados. Lali tiritaba bajo su grueso suéter de lana, y parpadeando se sacudió el agua de los ojos. Peter se quitó su impermeable.
-Quítatelo.
-Es que no llevo nada debajo.
Peter se echó a reír, mientras el corazón de Lali se aceleraba.
-Compréndelo, por favor, no te estoy proponiendo que te quedes desnuda bajo la lluvia.
-Se me secará puesto -musitó, abrazándose.
-No te engañes -murmuró él envolviéndola con su chaqueta.
-Creo que esta lluvia durará todo el día. No tiene sentido quedarnos aquí.
De pronto Lali se encontró entre sus brazos.
-¡No me toques! Sabes bien que detesto que me toques.
-¡Santo Dios! ¡Qué mentirosa eres! -murmuró con malicia.
Lali se aferró al cuello de Peter, atrayéndolo febrilmente hacia sí, como si deseara ser absorbida por él. A unos metros, Misty empezó a inquietarse y la joven se apartó de Peter, que volvió a atraparla.
-Cálmate.
-¡No! No permitiré que me lo hagas -declaró a la defensiva.
-¿Alguna vez aceptarás responsabilizarte de tus ansiedades sexuales, o es que siempre te considerarás una víctima de elementos y circunstancias incontrolables? -preguntó burlón.
-Quiero irme a casa. Nunca debí aceptar venir aquí.
La lluvia estaba amainando y Lali se dirigió hacia Misty. Al llegar a Torbeck, desmontó y se dirigió a su coche.
-¿Aceptarías cenar conmigo esta noche?
Sorprendida por su invitación, se dio la vuelta. Temblando respondió:
-No.
-No volveré a insistir -replicó él, endureciendo su expresión.
Lali soltó una risita forzada. Estaba a punto de llorar. Como pudo, subió a su coche y se alejó. Al día siguiente, Gaston llegó muy puntual para invitarla a comer fuera. Lali se había olvidado de esa invitación. Durante veinticuatro largas horas, sus pensamientos habían girado sin parar dentro de su cabeza.
La chimenea del vestíbulo de la posada Bardsley les dio una cálida bienvenida.
Inmediatamente un camarero les sirvió unas copas. Gaston le sonrió.
-¡Vaya servicio! Estoy seguro de que no es por mí.
No había nadie en el bar. Lali estiró las piernas y lentamente se relajó en un cómodo sillón. La conversación superficial de Gaston aplacó sus tensos nervios. De repente entraron otros clientes.
-Esto no se parece en absoluto a una comida usual, Gaston.

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