Saturday, October 24, 2015

capitulo 59

Subieron al porche y cruzaron la puerta. Enseguida oyeron voces.
Atravesaron un amplio salón, tomaron un pasillo y llegaron a un comedor lleno de gente, desde el que salían las voces.
Dos hombres estaban sentados en un extremo de la gran mesa, que ya estaba puesta. Uno era mayor, y el otro, joven, y Lali imaginó que serían el padre y el hermano de Peter.
Al lado del joven, había una niña pequeña sentada en su trona, mordisqueando una cuchara de plástico.
Mientras Lali miraba a su alrededor, se abrió una puerta y aparecieron dos mujeres charlando, llevando unas fuentes.
—Peter —dijo la mujer mayor nada más verlo.
Enseguida dejó la bandeja con carne asada en la mesa y se acercó a ellos.
—Hola, mamá —dijo Peter, devolviéndole el abrazo.
Cuando se separaron, su madre se giró a Lali.
—Tú debes de ser Lali. Peter me dijo que quizá te trajera.
Lali le devolvió el saludo y estrechó la mano de la mujer, mientras Peter las presentaba.
—Lali, ésta es mi madre, Theresa. Te presentaré a los demás. Mi padre, Isaac; mi hermano, Pablo; su esposa, Rocio; y su hija, Amelia. Ella es Lali Esposito.
Todos sonrieron y comenzó a sentir que comenzaba a pasársele el nerviosismo. Peter le sujetó la silla y se sentó a su lado.
Carne asada, puré de patatas y guisantes llenaban la mesa, y de nuevo la habitación se llenó de voces y risas.
En vez de sentirse abrumada, Lali se sintió a gusto en aquel ambiente. Le recordaba las reuniones de su propia familia, antes de que su madre falleciera. Su padre, Candela y ella trataban de estar juntos en las comidas, pero solían estar silenciosos, sumidos por los asuntos de cada día.
Aunque no intervino demasiado, respondió las preguntas que le hicieron y rió varias veces por unas cosas u otras. Y por si la cena no había estado suficientemente buena, Theresa preparó un pastel de nueces de postre.
Una vez acabaron de cenar, las cosas comenzaron a calmarse. Lali ayudó a Theresa a quitar la mesa y a llenar el lavaplatos mientras Rocio llevaba a su hija a dormir y los hombres pasaban al salón. Unos minutos más tarde, oyeron que la puerta principal se abría y, a continuación, se cerraba, y Theresa hizo una mueca.
—Isaac cree que no me doy cuenta de esos puros que fuma después de cenar. Como si no pudiera olerlos.
Tomó un botella de vino y tres copas y abrió la puerta con la cadera.
—Le gusta salir con los muchachos fuera para charlar. Esta noche no diré nada para que así nosotras también podamos hablar.

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