Friday, October 30, 2015

capitulo 30

Dado que esas dos sugerencias se le habían presentado años atrás, a Lali le resultó imposible sostener la mirada de Peter. Por insistencia suya, la granja había continuado siendo una casa particular. La joven tragó saliva y declaró: -¿Te preocupa la situación de la casa, verdad?
-Probablemente se deba a que siempre conservare la pequeña duda de si no me preocupé por ella lo suficiente -confesó él con desgana-. ¿Cómo sigue tu tobillo? ¿Puedes ponerte de pie?
Apoyándose en Peter, Lali se calzó el zapato.
-Está muy bien. Debemos irnos. El señor Greighton no tardará en enviar gente a buscarnos.
Peter la cogió de la mano sin dejar de mirarla.
-Tú empezaste esto y ahora no puedes detenerlo
-Por favor, dime, ¿dónde entra Belen en este ménage a trois?
-No entra. Belen y yo llegamos a un acuerdo que está a punto de terminar. Ella aprecia su libertad más que yo. La conozco desde hace poco y nunca fuimos amantes, Lali. Si lo que buscas es una salida, no la vas a encontrar por medio de Belen.
Lali se volvió, pues estaba muy confundida. De repente recordó algo que le proporcionó una decorosa salida.
-Creo que me he dejado el bolso arriba.
Peter le dijo suspirando:
-Iré a buscarlo.
Momentáneamente ella se apoyó contra la pared. ¿Qué le estaba pasando? Diez minutos antes se había deplomado por completo y Peter había acudido en su auxilio. Ocho años atrás había podido controlar sus emociones, pero en ese momento se desbordaban sin previo aviso. Él le pertenecía, aunque ahora Peter no la necesitaba como antes. ¡Qué locura la suya! Qué ceguera y qué absurdo el hecho de seguir necesitándolo, aun cuando conocía su posición.
Sus sentimientos hacia Peter tenían una tenacidad increíble. Pensó que liberarse sería como bajar por esas escaleras: un paso, luego otro, cada vez un poco más difícil. Sería una silenciosa pelea en la cual no intervendría su instinto de supervivencia.
En la escuela le habían enseñado que el amor es un don, el mayor regalo que Dios podía otorgar, pero resultaba que también era una carga y una agonía.
¿Significaba eso que estaba a merced de elementos fuera de su control? «No», se repetía una y otra vez con fiereza. Estaba dispuesta a terminar con esa locura antes de que cobrara más fuerza, y para reforzar esa necesidad recordaba con dolor al niño que tanto había deseado traer al mundo.
-¡Peter! -su voz resonó en el oscuro vestíbulo. Poco después escuchó sus pasos. Él se acercó a ella y le entregó el bolso.
-Había olvidado lo hermosa que es la vista desde arriba.
El rubor de sus mejillas, la fuerza, la aspereza de su voz refutaban sus palabras. Realmente no había nada que admirar desde ese cuarto. Peter podía sentir como ella la influencia de lo que les rodeaba.
-Quiero darte mi versión de lo que ocurrió entonces -añadió él en tono perezoso.
-¿Hay algo que decir...? Los dos cometimos un error.
-No hubo error de parte mía.
-El paso del tiempo ha debido de hacerte más sincero.
-Mira Lali... -le espetó-. Deliberadamente me lo estás poniendo difícil.
-Probablemente se debe a que no quiero hablar de la prehistoria. El solo hecho de pensarlo me desagrada enormemente -replicó con frialdad.
-Cuando sientas la necesidad de hacer frases tan irónicas, te recomiendo que se lo digas a quien no te conoció desde que eras una niña.
A Lali se le encendió el rostro. Se dio la vuelta y expresó:
-Ya ha oscurecido, Peter, y estoy cansada.
-Mientras no te diga por qué me casé con Paula, lo que ocurrió hace ocho años continuará interponiéndose entre nosotros -exclamó con impaciencia-. Ahora bien, ¿vas a facilitarme las cosas o vas a hacerlas más difíciles de lo que ya son? Se volvió hacia él.

3 comments: