Thursday, October 29, 2015

capitulo 17

Otra bolita de papel fue a parar al suelo. Fastidiada, Lali dejó a un lado la máquina de escribir. Durante una larga semana había estado trabajando con ella. Durante varios días sólo había visto esas cuatro paredes. Se puso un impermeable y salió a dar un paseo.
Pensó que tal vez Grant tenía razón y la historia anterior había sido simplemente un golpe de suerte. Caminó bajo la pertinaz lluvia, sumida en sus pensamientos. Estaba junto al muro que limitaba el antiguo huerto. Recorrió el patio con la mirada, sintiendo un cosquilleo de inquietud en la nuca. No había viento. El granero estaba bien cerrado con candados. A un lado se hallaba una casucha que en otros tiempos había sido utilizada para guardar tractores, y en el mismo momento en que estaba a punto de volverse, sonriendo ante sus propias fantasías, volvió a escuchar el extraño sonido.
Lali aguzó la vista. En un rincón, sobre un montón de sacos distinguió una forma extraña, recostada. La observó con asombro y descubrió que era Tina, que chorreaba agua y tenía la camisa desgarrada y llena de barro. Con la carita congestionada, estalló en sollozos.
-No te asustes. No te haré daño -se puso en cuclillas frente a ella-. Estás muy lejos de tu casa. ¿Cómo has llegado hasta aquí?
-Caminando -alcanzó a decir Tina entre sollozos. «Corriendo», corrigió Lali, al ver la manga rota de la blusa y los arañazos de los brazos. Pensó que debió de haberse caído, para acabar en tan lamentable estado.
-Me has asustado -declaró Lali.
-¿Yo? -la niña ahogó un sollozo.
Lali asintió con la cabeza y le preguntó:
-¿No crees que ha sido una tontería de mi parte?
-No. A mí me asustan muchas cosas.
-Pero a mí no me tienes que tener miedo -la abrazó.
Tina se puso rígida pero luego se calmó y la abrazó también. Lali la llevó a su casa, le quitó la ropa mojada y se sorprendió al descubrir huellas de golpes en sus piernas. Sintió ira. Luego cogió su agenda de teléfonos.
-Voy a llamar a tu casa. Tu abuelita debe de estar preocupada.
-No quiero volver a casa -musitó la niña.
-¿No quieres ver a tu papá?
-Sólo está en casa cuando estoy dormida. No quiero ir a casa. Me van a pegar otra vez.
Jessie contestó el teléfono. Su voz indicaba una fuerte tensión.
-Soy Lali. ¿No han echado de menos a Tina? Está conmigo, en Lower Ridge.
-¡Gracias al cielo! ¿Está bien? La he estado buscando, por todas partes.
-Está muy bien. Un poco asustada y mojada, pero bien.
-Ha sido un día muy difícil. Yo estaba preparando ,el equipaje de Mercedes, porque se va a visitar a su hermana y de repente Tina rompió algo en la sala. Mercedes perdio elcontrol... En cuanto ella se fue, subí al cuarto de Tina pero se había escapado -Jessie volvió a revivir la experiencia.
-¿Cuánto tiempo ha faltado?
-¿No podrías traerla tú? -la interrumpió-. No sé dónde está Peter.
Lali persuadió a la niña de que se bañara. Entre gemidos, Tina le contó lo del objeto roto. Después de tomar una taza de chocolate caliente, perdió la timidez. Sin embargo, en el momento en que se enteró de que Lali iba a llevarla a su casa, comenzó a llorar y la joven tuvo que meterla casi a rastras en el coche.
Lali vio el todoterreno aparcado en Torbeck. Suponiendo que Peter estaría usando el otro vehículo, la chica sacó a Tina del coche, pero antes de llegar a la puerta, Peter salió de la casa con visible mal humor. Cuando las vio, se quedó de una pieza.
-Ahora mismo iba a buscarla.
Jessie salió rápidamente de la casa y dejando atrás a Peter, de inmediato se hizo cargo de Tina.
-Vaya susto que me has dado -gruñó.
La niña dejó escapar un sollozo y frenéticamente se abrazó a Lali.
-Siento mucho que te hayas tomado tantas molestias.
Lali se dijo que era obvio que esa disculpa le había costado mucho a Peter. No podía disimular que habría preferido que su hija hubiera buscado refugio en otro lado y no en Lower Ridge.

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