Friday, October 30, 2015

capitulo 28

Sonrió al ver las persianas del cuarto de recepción. Pensó que, cuando lo arreglara, la luz entraría a raudales. Pondría cortinas de tonos alegres en las ventanas, compraría una alfombra persa y mobiliario apropiado.
Sin embargo el suelo estaba en muy mal estado. Subió por la escalera al piso superior. Inconscientemente entró en el cuarto donde ella durmió aquella noche, en una época que en ese momento le parecía muy remota.
Tembló y cruzó los brazos sobre el pecho, tratando de esa forma de contener la tremenda fuerza de sus temores. ¿Seguía amando a Peter? ¿Podría seguir siendo tan estúpida? Conforme le iban llegando las respuestas, fue refugiándose en sí misma, y salió a toda prisa de la habitación.
Afuera, en el descansillo, se detuvo paralizada.
Al pie de la escalera se encontraba Peter, apoyado contra una pared y mirándola fijamente. Una curiosa satisfacción jugueteaba en su mirada implacable, despiadada y dominante.

-Sabía que volverías a la escena del crimen.
Ver un fantasma sin cabeza, arrastrando las cadenas, no habría podido impresionar más a Lali. La vergüenza la devoraba. Con el corazón latiéndole acelerado, miró fijamente a Peter.
-Para mí esta es una de las raras ocasiones en que se espera con ansia un retorno. Sabes, si fuera un caballero no me aprovecharía de ello -murmuró al tiempo que apoyaba una mano en la barandilla de la escalera-. Pero resulta que no tengo nada de caballero...
-No te acerques -al gritar, recobró el habla. Él subió los escalones de tres en tres.
-Estás al borde de la histeria, Lali.
-Gaston debe de estar preguntándose dónde estoy -musitó mientras se alisaba el cabello. -No tengo miedo. Hace diez minutos que se ha ido. Le he asegurado que llegarías a tu casa sana y salva -afirmó él en tono suave.
-¿Le dijiste que se marchara y lo hizo? ¿Así, sin más? -preguntó incrédula.
-Reconozco que necesité algo de convencimiento, pero Gaston puede seguir un consejo como cualquier otra persona -avanzó con cierta pereza, como un cazador que ya tuviera acorralada a su presa.
-¿Creías que estaba jugando? -preguntó ella.
-Sabes, Lali, entre tú y yo hay una diferencia sutil yo no estoy jugando.
-Entonces, ¿qué estás haciendo aquí?
-Estaba buscándote. Primero fui a Lower Ridge, luego vine aquí. De no haberte encontrado, habria agotado todas las posibilidades hasta dar contigo. En pocas palabras, estaba decidido a hablar, a tener un encuentro.
-Pero yo no quiero. No quiero tener nada que ver contigo.
-En tal caso me parece que te has refugiado en un rincón muy estrecho. Aquí no hay nadie que te oiga o que pueda venir a salvarte. Puedo asegurarte que no te irás hasta que termine contigo.
-Si te atreves a tocarme... -repuso temblando.
-Te tocaré y te pondré las manos encima. No nos engañemos diciendo que se trata de una amenaza a utilizar la violencia.
-Esto no me parece divertido -la perturbadora proximidad de Peter la hizo retroceder. No confiaba en su propio cuerpo.
-No bromeo. Y no te valgas de Gaston para deferderte. A él déjalo fuera de lo nuestro.
-No pensaba valerme de Gaston, en absoluto. Pero verdaderamente no necesito darte explicaciones. Eres demasiado egoísta.
-¿De verdad? -preguntó Peter, desdeñoso-. No quieres a Gaston.
-Tampoco te quiero a ti, si es lo que quieres saber -forzó una sonrisa-. Ahora, por favor, apártate de mi camino. Quiero irme a casa -exigió con voz temblorosa.
Él se quedó quieto donde estaba, muy seguro de sí mismo. Con la punta de un dedo le recorrió una mejilla.
-¿Dónde se oculta tu valor cuando estamos solos? -No me toques.

1 comment: