Monday, October 26, 2015

capitulo 76

Quizá fuera que no le gustaba dar en público muestras de afecto. O que sus invitados a aquella cena de negocios llegaran en cualquier momento y se hicieran una idea equivocada.
—He estado intentando dar contigo —continuó ella, colocando las manos cobre su regazo y mirándolo a los ojos—. Peter, quiero hablar contigo de...
—Mira, aquí están —dijo él, interrumpiéndola—. Es un empresario muy importante y su esposa.
Ella abrió los ojos, sorprendida por el tono de su comentario. En todo el tiempo que había estado acompañándolo a cenas y eventos como aquél, nunca había dicho o hecho nada que lo avergonzara ni le había reprendido su comportamiento.
Aquello le pareció extraño. Pero quizá tan sólo seguía molesto por el comentario de Tisha. No podía culparlo, y como sentía que le debía una disculpa, decidió no dar mayor importancia a sus palabras.
Peter le presentó al matrimonio, y Lali se esforzó en conversar mientras pedían la cena y tomaban otra copa de vino. Peter se mostraba amable con el señor y la señora Hasslebeck, pero frío con ella. Por eso dio un respingo cuando sintió su mano deslizándose por el muslo.
A punto estuvo de derramar el vino que estaba bebiendo, y trató de disimular, tosiendo. Todos en la mesa se giraron hacia ella.
Lali sonrió, nerviosa, enderezándose bruscamente en su asiento a la vez que trataba de sacudir la pierna, tratando de apartar la mano de Peter. Pero sus dedos no se movieron de donde estaban.
—Lo siento —se disculpó—. Temía derramarme el vino sobre la ropa. Ya saben lo dificil que es quitar las manchas de la seda.
La otra mujer asintió son una sonrisa y comenzó a hablar de las manchas a las que había tenido que enfrentarse en su vida.
En vez de amedrentarse por la conversación o por el intento de Lali de apartar su mano, Peter parecía más decidido aún a lograr su objetivo. Su falda comenzó a arrugarse mientras la mano de Peter subía por su muslo.
Sus dedos comenzaron a deslizarse por entre las piernas de Lali, que tuvo que morderse la lengua para evitar emitir sonidos. Apretó los muslos, atrapando su mano y su camino ascendente.
Por suerte, los platos llegaron un segundo más tarde. El tiró de su mano, y Lali lo dejó ir. Al menos, mientras estuvieran comiendo, no volvería a hacerlo, pensó ella.
No es que le molestara que le metiera mano bajo el mantel, sino que no le parecía adecuado estar haciéndolo en una cena de trabajo. Después de advertirla para que se comportara, ¿por qué no tenía más cuidado con sus propios actos?
La cena transcurrió sin mayor incidente, y Peter y el señor Hasslebeck pasaron la mayor parte hablando de negocios. Lali había recuperado la tranquilidad al llegar la hora de los postres y el café, cuando de repente, volvió a notar las cosquillas.

1 comment: