Wednesday, October 21, 2015

capitulo 23

Luego cambió a la otra pierna, siguiendo el mismo proceso, haciéndola estremecerse. Cuando terminó, tomó sus bragas y la parte superior del liguero, ya sin ligas, y se los quitó, arrojándolos al suelo. Prosiguió llevando sus manos a la espalda de Lali y le desabrochó hábilmente el sujetador, arrojándolo luego en la misma dirección que el resto de su lencería.
—Esto sí que vale la pena —dijo Peter, sentándose y observando el cuerpo desnudo de Lali.
Ella contuvo la necesidad de ocultar su desnudez con sus manos o cubrirse con la colcha, recordándose a sí misma que ella había elegido aquello.
Peter no era el primer hombre que la veía desnuda, pero sí el primero en mucho tiempo, además de ser el más guapo y poderoso.
Lali no podía recordar ningún otro hombre que la hubiera hecho desearlo con sólo una mirada, haciéndole la boca agua y el cuerpo vibrar con tanta fuerza por el desatado deseo que sentía.
Si él estaba haciendo esto a modo de venganza por lo que ella le había hecho en el instituto, entonces era más poderoso de lo que parecía. Lali deseaba gritar que la tomara, que la hiciera suya.
Para ella, la forma de venganza de Peter era un intenso éxtasis.
El se acercó, cubriéndole el cuerpo con el suyo y besándola lentamente, haciéndola derretirse. El amplio pecho de Peter, con su vello oscuro, aplastó los pechos de Lali y frotó sus pezones. Ella sintió la erección dura y caliente que hacía contacto contra su estómago y clavó las uñas en la escurridiza espalda, acercando sus caderas para estar más cerca y presionándole para que entrase en ella, ahí donde más lo necesitaba.
Pero la tortura que él estaba llevando a cabo no había terminado aún. Cuando terminó de besarla, recorrió con sus labios su barbilla, su garganta, su clavícula y su pecho derecho.
Su lengua rozó el pezón, y ella gimió, arqueándose. Él continuó lamiendo y mordisqueando, consiguiendo eliminar cualquier pensamiento de su cabeza.
Lali hundió los dedos en el cabello de Peter, intentando apartarle, aunque su espalda seguía arqueándose por ese toque mágico. Un gemido escapó de sus labios, y Lali pensó que estaba a punto de desfallecer. Si conseguía recuperar el uso de la razón y de sus neuronas, quería disfrutar de aquella dulce venganza.
Peter levantó la cabeza haciendo una mueca de satisfacción. Pero el ardiente fuego en sus ojos ocultaba su sonrisa.
—Quiero hacer más —dijo con voz grave—. Quiero besarte de pies a cabeza, saborear toda tu piel y después repetir.
Luego avanzó hacia arriba hasta que sus ojos, sus labios y sus partes íntimas quedaron a la misma altura. Alargó la mano y tomó la caja de preservativos, sin poder abrirla, puesto que lo estaba intentando con una sola mano.
—Quiero, pero no puedo. No tengo tanto control —dijo Peter.

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