Wednesday, October 21, 2015

capitulo 24 y 25

Cuando consiguió hacerse con uno, lo abrió con los dientes y escupió el plástico a un lado. Le llevó menos de un segundo colocárselo y quedarse entre las piernas de ella, que rodeaban su cintura.
Con un suave y poderoso movimiento se hundió en ella, llenándola y haciendo despertar todos sus sentidos. El aire salía de sus dientes apretados mientras permanecía sin moverse encima de ella, con los músculos del cuello tensos.
Pero Lali no necesitaba tiempo, lo necesitaba a él.
Desde el momento en que la había penetrado, se había sentido bien. Y ahora todo lo que ella quería era que él se moviera, que llegara aún más adentro y la enviase a un abismo que estaba fuera de su alcance.
Ella lo rodeó por el cuello con los brazos, al igual que había hecho con las piernas en su cadera.
—No pares ahora —susurró ella un segundo antes de que sus bocas se juntaran. El gimió, y el sonido hizo vibrar los labios, el torso y el alma de Lali.
Peter apretó sus manos alrededor de su cintura y la levantó un poco, apartándose. Ella iba a soltar un quejido por la fricción que él había provocado y por la pérdida de su calor. Pero antes de que pudiera emitir cualquier sonido, él volvió a embestirla de nuevo.
Despacio y rítmicamente, él entraba y salía. Con movimientos suaves al principio y luego aumentando la velocidad y la intensidad.
Ella comenzó a respirar entrecortadamente. Sus pulmones se contraían absorbiendo cada vez menos oxígeno. Levantó las piernas, rodeándole la cintura, haciendo todo lo posible para atraerlo más adentro.
Pero no era suficiente. Peter tenía sus dedos apretando la carne de su trasero, pero ella quería más. Lo quería más duro, más rápido, más fuerte.
—Más, más, más —dejó escapar ella directamente en el oído de Peter.
Él escuchó y obedeció, tomándola más rápido hasta que ella jadeó.
Y el clímax llegó cómo el impacto de una bala, haciéndola gritar mientras le arañaba la espalda con sus uñas. Sus músculos internos palpitaron alrededor de él y después gimió con sorpresa cuando él la tomó de nuevo.
El segundo clímax fue tan intenso como el primero. Y esta vez, él llegó al orgasmo a la vez que Lali, rechinando los dientes junto a su boca mientras la embestía una última vez y luego se quedaba rígido encima de ella.
Por unos minutos se quedaron los dos tumbados, atrapados y quietos, con el único sonido de sus respiraciones agitadas. Lali no podía moverse, sus huesos estaban débiles.
Nunca había experimentado un orgasmo como aquél en toda su vida de adulta, sin mencionar el nivel de sensualidad, pasión, erotismo e intensidad que él había mostrado.
Si hubiera sospechado que el sexo con Peter iba a ser la mitad de satisfactorio, habría estado tentada a buscarle hacía tiempo o seducirle en el instituto.
Incluso le tendría que dar las gracias por haberla chantajeado para llegar a esa situación porque, por el momento, ser su amante tenía unas ventajas increíbles.
Dejando escapar un gruñido, él se echó a un lado. El aire fresco del cuarto rozó el cuerpo húmedo y desnudo de ella, haciéndola tiritar. Pero un segundo después, él tomó las sábanas y colocó a Lali cerca de la cabecera. La arropó, puso una almohada bajo su cabeza y colocó un brazo alrededor de sus hombros, abrazándola.
—Duérmete —susurró él, besando su cabeza. Apenas hablaron nada más, pero a ella no le importó. Estaba muy cansada y muy satisfecha. Estrechándose contra él, cerró los ojos y se relajó, sin reparar en la sonrisa de satisfacción que se le había dibujado en los labios.

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