Friday, October 30, 2015

capitulo 27

La inconfundible voz de Peter sonaba burlona. Lali cerro los puños. Él la miró y sonrió forzadamente. Un cambio siempre es bueno -contestó riendo Gaston, al parecer indiferente a la sonrisa sardónica de Peter-. Y dada la compañía y el tiempo infernal que hace afuera, me siento contento.
-Gaston me ha estado contando algunas cosas muy divertidas -Lali dedicó a Peter una lánguida sonrisa. Él no podía controlar la necesidad de mirarla fijamente. Lali apuró su copa de un solo trago.
-Me despido -repuso Peter en voz baja. Cruzó el salón y se dirigió a otra mesa, donde se hallaban sentados dos hombres mayores.
-Por lo que veo, no está con Belen -comentó Gaston.
-¿Pensabas que debía de estar con ella? ¿Por eso me trajiste aquí?
La expresión de Gaston se ensombreció por una oleada de rubor. Una vez satisfecha su curiosidad, Lali decidió aflojar la presión.
-¿Lleváis mucho tiempo juntos?
Gaston estudió su copa antes de contestarle.
-Belen vino aquí en otoño. Acababa de salir bien librada de un divorcio muy problemático. En ese tiempo no pensaba que estuviera buscando un compromiso serio, pero sospecho que sus sentimientos han cambiado. Aunque, por otra parte, creo que ella estaría mejor sin él.
El dueño del negocio los interrumpió para informarles que su mesa estaba lista. Gaston no volvió a hablar de Belen. Estaban tomando el café cuando una joven norteamericana se acercó a la mesa para pedirle a Lali un autógrafo.
-¿De verdad usted y Grant han terminado? -preguntó alzando tanto la voz, que la gente del salón guardó un momentáneo silencio-. Espero que se reconcilien, de verdad. Siempre me ha parecido que estaban hechos el uno para el otro.
Cuando la mujer se alejaba con renuencia, Gaston declaró: -Retiro lo dicho sobre envidiar tu condición de celebridad.
-Ya estoy acostumbrada. Es inevitable.
Mientras se dirigían hacia el coche, Gaston le comentó:
-Debo ir a la finca. ¿Me permites hacerlo ahora?
Ella asintió con la cabeza.
En las afueras del pueblo, Gaston entró en una antigua finca flanqueada por dos pilares de piedra con sendos leones.
Gaston salió bruscamente del camino principal. La antigua casa del vigilante era ahora la oficina de la finca. Mientras aparcaba el coche, Lali le preguntó si al señor Creighton le molestaría que echara un vistazo.
-Me encantaría volver a verla, y como está vacía...
-Claro que no. A mí también me gustaría verla. No tardaré mucho con Bob. Él se dedica a revisar todas las ventas que le enviamos. Podré acompañarte en cuanto termine con él. Lali no quería compañía, pero disimuló su desagrado.
El administrador era un hombre corpulento, de poco más de cuarenta años. Se mostró muy cordial, y la habría retenido charlando si Gaston no le hubiera transmitido su deseo de ver la finca. Bob Creighton le hizó una mirada de sorpresa.
-Aquí no hay nada que merezca la pena ver. Es un rnorme granero que además no está amueblado. El ultimo inquilino pensaba que el mantenimiento era muy caro, pero claro, con mucho gusto les entregaré las llaves.
Las consecuencias del secreto en que tanto había insistido la hicieron sonrojarse. No le parecía correcto tratar a ese hombre sin confesarle que ella era su jefe.
Un empleado la acompañó hasta el sendero, para luego dejarla gustoso con su deseo de explorar. Al recorrer una habitación tras otra, descubrió graves signos de abandono. Se sintió muy mal. Para ella, en aquel entonces, esa casa había sido la última palabra en cuanto a lujo. Indudablemente, los muebles antiguos y el buen gusto de Mercedes habían ocultado todos esos defectos. A Lali no le sorprendía que no hubiera nadie interesado por la finca, que obviamente necesitaba una buena renovación.

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