Monday, October 26, 2015

capitulo 77

Miró a Peter y vio que estaba sujetando la taza de café con su mano izquierda. La derecha estaba bajo la mesa y cada vez subía más por su pierna.
—Discúlpenme —dijo Lali, dejando la servilleta sobre la mesa, junto al delicioso tiramisú que estaba tomando—. Necesito ir al lavabo.
Sin esperar respuesta, tomó su bolso y se dirigió al fondo del restaurante. Una vez en el aseo de señoras, apoyó las manos en la encimera y respiró hondo varias veces, mirando su reflejo en el espejo. Una mujer apareció y le sonrió mientras se lavaba y secaba las manos.
Tan pronto la mujer salió, Lali tomó una toalla de papel, la humedeció con agua fría y se la pasó por el escote, la frente y la nuca.
Quizá no estaba de acuerdo con lo que Peter le estaba intentando hacer, pero eso no quería decir que no tuviera cierto efecto sobre ella. Un simple roce de su mano y se derretía como la nieve en el primer día de primavera. Le temblaban las piernas y sentía la agitación del deseo insatisfecho.
La puerta de los aseos volvió a abrirse, y se enderezó, pretendiendo estar acabando de arreglarse y no escondiéndose, que era precisamente lo que estaba haciendo.
Sonrió y se giró sonriente hacia la mujer con la que estaba a punto de cruzarse en su camino hacia fuera. Se quedó con la boca abierta al encontrarse con Peter apoyado contra la puerta cerrada de los aseos. Sonreía, satisfecho, con expresión traviesa en sus ojos.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Lali, estrujando la toalla de papel que tenía entre las manos.
El echó el cerrojo a la puerta y dio un paso al frente.
—¿Tú qué crees?
Lali dio un paso atrás, y su cadera se chocó con la encimera de los lavabos. — —No puedes estar aquí. Este es el lavabo de señoras.
El siguió caminando, inclinándose para ver si había alguien allí. Cuando vio que no había nadie más, se incorporó y la miró.
—Lo sé, y también sé lo que quiero.
Era evidente por su expresión que la quería a ella.
Nunca antes lo había visto así. Lo había visto apasionado, ansioso y decidido, pero siempre manteniendo el control que parecía no tener en aquel momento. Nunca se habría imaginado que sería capaz de encerrarse en unos aseos públicos, dejando a sus invitados tomando los postres.
—Peter... —dijo, poniendo la mano sobre su pecho.
Pero él continuó avanzando hacia ella, mientras se desabrochaba el cinturón.
Lali trató de dirigirse a la puerta, pero él la detuvo y la empujó contra los lavabos.

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