Tuesday, October 27, 2015

capitulo 83

—Dime, hija. Cuéntame qué es lo que te preocupa.
—Tengo malas noticias, papá.
—¿De qué se trata, querida? Ya sabes que puedes contarme lo que quieras.
Ella asintió, tragando saliva antes de continuar.
—Sé que te dije que todo se arreglaría, que había hecho un trato con Peter para conseguir que te diera más tiempo para conseguir el dinero que necesitabas para sacar la compañía a flote, pero...
Trago saliva de nuevo. Lo que tenía que decirle le oprimía el corazón.
—El acuerdo se ha roto —dijo, y cerró los ojos, mientras las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejihas—. Lo siento, papá. De veras que lo he intentado.
Por unos minutos, su padre se quedó inmóvil. Entonces, abrió la boca para decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo, otra voz lo interrumpió.
—¡Víctor! Por fin lo encuentro.
Lali se giró en su asiento, y tanto su mirada como la de su padre se dirigieron hacia la puerta, donde Peter estaba con una mano apoyada a cada lado de lajamba.
Lali sintió que su corazón se aceleraba.
¿Qué estaba haciendo allí? ¿A qué se debía su aspecto?
Nunca lo había visto tan desaliñado. Su traje a medida estaba lleno de arrugas y, si no estaba equivocada, era el mismo que había llevado la noche anterior a la cena. Iba sin afeitar y estaba despeinado.
—Peter Lanzani —dijo, presentándose—. Sé que hace años que no nos vemos, pero quería hablar con usted sobre Suministros para Restaurantes Esposito.
Hablaba dirigiéndose a Víctor, pero su mirada estaba fija en Lali.
—Ya no estoy interesado en comprar su compañía. Sé que todavía tiene posibilidades de salvar su negocio, y si quiere que lo ayude, le ofrezco mi experiencia, incluso apoyo financiero.
Tanto Lali como su padre se quedaron sin palabras. Ella se quedó mirándolo fijamente, preguntándose a qué se debía aquel cambio de opinión.
—Gracias —dijo Víctor—. Muchas gracias. Se lo agradezco, señor Lanzani.
Peter asintió, como si acabara de hacer un comentario sin importancia, y volvió a mirar a Lali.
—¿Puedo hablar contigo un minuto a solas?
Dejando caer los brazos, dio un paso atrás, invitándola a salir al pasillo con él.
Confundida, se levantó, dirigiendo una rápida mirada a su padre, que estaba a punto de estallar de felicidad por recuperar la tranquilidad de su negocio. Por no mencionar la posible ayuda de un mago de los negocios que parecía tener la habilidad de convertir en oro todo lo que tocaba.

1 comment: