Wednesday, October 28, 2015

capitulo 7

-Yo no la compré. Grant lo hizo por mí -«y te sorprenderías si supieras lo que su representante compró al mismo tiempo», pensó Lali, divertida.
-Muy generoso de su parte.
-Es generosísimo -pensó que si algo lo molestaba, lo resolvía con un cheque; así era Grant. Por desgracia le daba resultado, y en aquellos días también a Lali. Ella confundió generosidad con atención. Un grave error.
-Me tratas como a un enemigo -la miró dolido.
-¿De verdad? -preguntó riendo y añadió-: Ahora somos dos extraños, Peter.
-Lali, nunca fue mi intención hacerte daño.
-¿Hacerme daño tú? -replicó, ladeando la cabeza.
-Por favor, deja de comportarte como en las telenovelas. ¿O es que has interiorizado el papel de bruja ninfómana que sueles representar? -preguntó con tono sarcástico-. Aquí no hay ni cámaras ni micrófonos. ¿Crees que Lali podrá salir de su encierro, tan sólo por cinco minutos?

Violentamente, Lali volvió la cabeza. Un amargo resentimiento recorría todo su ser luchaba por aflorar, a pesar de todos sus esfuerzos por contenerlo.
-Sólo actúo para mis amigos, y tú no figuras entre ellos. Desde que entraste en esta casa, tu hipocresía me ha sorprendido. En primer lugar, te recordaré que nunca quisiste a mis abuelos. Pero al menos hace ocho años tenías valor para reconocerlo. Pensabas que Nat era terriblemente conflictivo y que Julia era una mujer fría y amargada. Y tenías razón... en ambas cosas.
Peter estaba dominando la situación. Con expresión sombría y controlada, empezó a decir: -Julia se suavizó muchísimo después de la muerte de Nat.
-No conmigo. Eso no.
-Estás trastornada. No he debido haberte acompañado.
Lali cerró con violencia la puerta y le dijo:
-No, no te irás hasta que oigas lo que tengo que decirte. ¿Por qué has decidido volver a escribir el pasado a tu conveniencia? Aquí viví la infancia más amarga del mundo, y tú lo sabes. Sólo una vez en diecisiete años mi abuela me abrazó, y era tan pequeña que ni siquiera me acuerdo. Pero sí recuerdo haber sido una carga. Como mi abuelo no podía castigar a mi madre, se desquitaba conmigo... -se volvió hacia la ventana y agregó con voz quebrada-: Lo recuerdo perfectamente -murmuró entre dientes-. Como si fuera ayer.
-¿Por qué has venido?
-Simplemente porque quería ver esto otra vez -declaró, recobrando la compostura.
-Bueno... Ya lo has visto.
-¿Tienes hijos, Peter? -se arrepintió de haber hecho a pregunta.
-Una niña. Tiene cuatro años.
Un súbito dolor traspasó el pecho de Lali.
-Si no te importa, quiero quedarme sola.
-En absoluto. Tengo un compromiso para comer -repuso con tono cortante.
El hecho de que no recordara haberla invitado a comer le causó a Lali una gran angustia. Pero también le habría gustado que se lo pidiera para así poder negarse.
-¿Con quién? -preguntó ella, sin darle importan.
-Se llama Belen. Es enfermera en el hospital de la localidad.
-¿Cómo es? -preguntó Lali, sonriendo. Una axfisiante tensión crecía entre los dos.
-¿Vas a preguntarme si me he acostado con ella?
Lali se quedó callada. Peter subió a su automóvil y se alejó. La joven suspiró, tranquilizada. Sabía que él estaba soltero, aunque con un compromiso. ¿Qué importaba? No era posible que estuviera celosa, no después de tantos años.
Se dejó caer en un sillón. Peter no le había dicho adiós, pero lo cierto era que nunca se habían despedido de verdad. Al parecer perduraba esa costumbre. Lali se vio arrastrada a las consecuencias de la noche que pasó en sus brazos.

No comments:

Post a Comment