capitulo 54

Sin embargo, se sentía entusiasmada. Diez días no era demasiado tiempo para que su padre se hiciera con todo el dinero que necesitaba para salvar Esposito Corporation, por lo que lo más probable era que el acuerdo que tenían siguiera adelante y tuviera que pasar más tiempo con Peter.
Ese había sido el trato, después de todo. Ella seguiría siendo su amante hasta que su padre consiguiera los ingresos necesarios para salvar su empresa.
Respiró hondo y lo miró a los ojos.
—Claro. Sólo te pido que seamos discretos. Mi familia y el resto del mundo no tienen por qué saber el motivo por el que pasamos tanto tiempo juntos.
—De acuerdo —dijo él, inclinando la cabeza y soltando su brazo.
Peter se giró para abrir la puerta, y Lali se sintió aliviada. Después de todo, pasaría más tiempo con Peter, en lugar de que la hiciera a un lado una vez llegaran a Texas.
A la vez, se sintió un poco culpable por desear que a su padre le llevara más tiempo solucionar sus problemas.
Llevaban casi una semana de vuelta en casa, cuando Peter llamó a Lali al trabajo. No había hablado con él desde que la llevara a la casa que compartía con su padre y su hermana la tarde en que regresaron de Las Vegas.
No había dejado de pensar en él, y había dado un respingo cada vez que había sonado el teléfono, confiando en que fuera él para pedirle que pasaran la noche juntos. O al menos, que lo acompañara a alguna cena.
Pero no lo había hecho, y puesto que no le había dado el número de teléfono de su trabajo, no había imaginado que la llamaría allí. Claro que tenía que haber imaginado que un hombre como Peter daría con ella si se lo proponía.
—Mi madre me ha invitado a cenar esta noche. Mi hermano también irá con su esposa y su hija, y pensé que quizá te gustaría venir y conocerlos —dijo, y antes de que pudiera responder, continuó—: No te preocupes si ya tienes otros planes. Le diré a mamá que estoy en mitad de una importante reunión de negocios y que estaré trabajando el resto de la tarde.
Por un momento, Lali no supo qué decir. Quería que conociera a su familia, y si decía que no, él tampoco iría.
¿Qué significaba eso? ¿Estaba siendo amable o es que tenía una agenda personal oculta?
Su cabeza daba vueltas, y su corazón latía, acelerado.
—Sí claro, me gustaría ir —respondió por fin.
—¿Estás segura? —preguntó—. Porque...
—Estoy segura. Estoy completamente libre esta noche.