Sunday, October 25, 2015

capitulo 64 y 65

Ya había tomado dos copas de vino en casa de los padres de Peter, y si tomaba una más, su cabeza comenzaría a dar vueltas.
—Debería llamar a mi hermana para decirle que llegaré tarde —dijo Lali, acariciando distraídamente su bolso.
El asintió, y señaló un teléfono que había en una de las mesillas.
—Tú misma —dijo, y dirigiéndose al vestidor que había en un extremo de la habitación, se quitó la chaqueta antes de continuar—: Si quieres, dile que te llevaré mañana por la mañana, si es que quieres pasar aquí la noche.


Lali respiró hondo y se estiró entre las sábanas, tocando con la punta de los dedos el cabecero de caoba.
No recordaba la última vez que había dormido tan bien. Claro que Peter y ella había acabado agotados, antes de quedarse dormidos poco después de la medianoche.
Al oír ruido en la habitación, abrió los ojos y se sentó, cubriéndose el pecho con las sábanas. Peter estaba ya levantado y vestido con unos vaqueros desgastados y una camisa blanca remangada hasta los codos.
Llevaba una bandeja con el desayuno: tostadas, huevos revueltos, zumo de naranja y un pequeño florero con un tulipán.
—Buenos días.
—Buenos días —respondió ella, mirando la hora en el reloj de la mesilla—. ¿Qué hora es?
—Poco más de las nueve —dijo él.
—¿Las nueve? —repitió, sorprendida al comprobar que llegaría tarde al trabajo.
Nunca había llegado tarde a trabajar. Retiró las sábanas, decidida a saltar de la cama y vestirse a toda velocidad. Si se daba prisa, llegaría antes que su jefe.
—Tranquila —dijo Peter, tomándola por la muñeca—. He llamado a tu hermana y le he pedido que llamara diciendo que estabas enferma.
Por un momento, Lali no entendió lo que acababa de decirle. Cuando cayó en la cuenta, arqueó una ceja.
—Y si has decidido desayunar así, sin ropa, por mí no tengo inconveniente.
Bajó la mirada y se vio desnuda con la sábana liada entre sus pies. Rápidamente, tomó la sábana y se cubrió hasta la barbilla.
El sonrió al verla sonrojarse.
—¿De veras crees que existe una parte de tu cuerpo que no haya visto todavía?
—No suelo ir por ahí sentándome a tomar el desayuno desnuda —contestó—. ¿Y qué quiere decir eso de que has llamado a mi hermana para pedirle que avise en mi trabajo de que estoy enferma? —preguntó, tratando de mostrarse más enojada de lo que en realidad estaba.
Lo cierto es que se sentía aliviada. Sí, se había extralimitado, pero así era Peter.
—Estuvimos despiertos hasta muy tarde anoche, así que pensé que te vendría bien dormir un poco más. También había pensado que podíamos pasar el día juntos. Ya he llamado a mi secretaria para decirle que no iría.
Aquello la sorprendió. Nunca pensó que Peter se tomara días libres, así que decidió dejar de preocuparse y tomó una tostada.

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