Wednesday, October 21, 2015

capitulo 22

Por más que hubiese estado dudando sobre su decisión de hacer con él aquel viaje, la de compartir su cama había sido fácil. Ella lo deseaba y, más allá de las razones de él para desearla a ella, sólo había una respuesta posible.
Lali abrió los ojos y lo vio observándola con una expresión intensa.
—Sí —dijo ella finalmente.
Lali sintió la tensión de Peter escurrirse por su cuerpo y las líneas de su cara desvanecerse. Entonces, antes de que pudiera pensar nada más, él la tomó en sus brazos y la llevó al dormitorio.
Una vez allí, la depositó suavemente sobre la cama y retrocedió para desvestirse. Ella se elevó un poco, apoyándose sobre sus codos, y lo observó quitarse los zapatos, la chaqueta, la corbata y la camisa. Volvió a ella totalmente desnudo, tan espléndido, que se le hizo la boca agua.
Peter se sentó al borde de la cama y abrió uno de los cajones de la mesilla de noche para sacar una caja de preservativos que depositó sobre uno de los almohadones de la cama. Luego volvió su atención a ella. El deseo de Lali crecía en su estómago y se expandía por todo su cuerpo.
Peter recorrió con sus dedos el borde del sujetador sin dejar de observarla fijamente a los ojos. Luego se inclinó y mordió suavemente el labio inferior de Lali, que se abrió a él, queriendo más, queriéndolo todo. Yél se lo dio, cubriendo su boca, uniendo sus cuerpos, besándola hasta hacerla jadear.
Cuando se separaron, él la tomó por la cintura y la colocó en el centro de la cama. Luego se sentó y le elevó una de las piernas hasta apoyarla contra su pecho. Continuó acariciando sus muslos hasta que sus dedos se toparon con uno de los cierres del liguero y lo abrió. La correa se soltó e impactó contra la delicada piel del abdomen de Lali, que soltó un grito sofocado de sorpresa, ante el que Peter sonrió, cubriendo la zona con su pulgar y frotándola gentilmente.
—Lo siento. No estoy acostumbrado a los ligueros. Seré más cuidadoso la próxima vez.
Demostrando su palabra, cuando hizo lo propio con la otra pierna, lo desabrochó suave y cuidadosamente.
Cuando Peter comenzó a quitarle las medias, Lali casi deseó que la correa hubiese golpeado contra ella otra vez. El pequeño dolor tenía que ser mejor que la lenta agonía que él le estaba creando ahora. Ella podía sentir el deseo en su cuerpo, retorciéndose en su estómago y entre sus piernas. Tenía colmillos y garras y la estaba deshaciendo por dentro, provocándole temblores y gemidos.
Y se daba cuenta, por la mirada posesiva en los ojos de él, que Peter sabía exactamente lo que estaba provocando en ella.
—Paciencia —murmuró, quitándole uno de sus zapatos y luego la media, y la besó en el tobillo.
Ella hizo un sonido profundo en su garganta que pareció divertirle mucho.

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