Saturday, October 3, 2015

capitulo 15 y 16

—Es un animal magnífico —admitió Lali, impresionada por la imponente presencia de Pluto.
—Es con el que espero hacer mi fortuna —le confesó Gaston con una sonrisa que iluminó su rostro bronceado—. No le haga caso a Daniela. Tiene buena intención, pero es demasiado joven para entender nada... Este lugar le pertenece a usted, y ésa fue siempre la voluntad de Julia —añadió en tono triste.
—Yo ni siquiera sabía nada de la existencia de Julia. Ojalá nos hubiéramos conocido —se lamentó Lali con una mueca—. No lo digo sólo porque creo que sea lo debido. Desde que Julia Calvo me incluyera en su testamento y yo tuviese que preguntarle a mi madre quién era, he deseado saber más sobre ella y esa rama desconocida de mi familia.
—Permítame que le diga que a veces es una bendición no saber nada de la familia —opinó Gaston, sorprendiéndola con la profundidad del comentario. Aquel joven escondía más de lo que sugerían su cándida expresión y fácil sonrisa.
Un par de horas más tarde, con Sansón pegado a sus talones, Lali, dio una vuelta por los terrenos que le pertenecían según el plano de propiedad. Una ola de felicidad y entusiasmo había invadido temporalmente su cansancio. Allí, en aquella tierra fértil y productiva, levantaría un negocio viable y próspero que le permitía disfrutar de su nueva vida. No importaba que hubiese que cambiar el vallado o que las dependencias que no había construido Gaston necesitaran reformas urgentemente. De momento tenía dinero en el banco para ocuparse de todo. La verde y ondulante campiña salpicada por grupos de majestuosos árboles era realmente hermosa, y eso era mucho más importante para Lali.
El olor del mar flotaba en el aire cuando siguió un sendero abrupto y serpenteante que la llevó hasta la costa. Una franja de reluciente arena blanca desaparecía en la distancia, y por el horizonte el sol empezaba a ocultarse en una impresionante gama de violetas y carmesíes. El murmullo de las olas del Atlántico rodeó a Lali en el silencio y la soledad y dibujó una sonrisa en sus labios. Al día siguiente se ocuparía de solucionar cualquier problema, pero aquella noche era sólo para celebrar que era la dueña de un lugar maravilloso y que aquél era el comienzo de una nueva vida de independencia y libertad como nunca antes había conocido.
De vuelta en la casa, sacó de su equipaje sólo lo imprescindible y cenó un poco de sopa y pan. Pensó en lo cómodo que era no tener que ceñirse a una dieta estricta ni en sentir la acuciante necesidad de retirarse con hambre de la mesa.
Y también tenía sus ventajas no tener a un hombre cerca, se dijo a sí misma con animada determinación mientras entraba en el dormitorio. No le importaba en absoluto haber ganado peso desde la ruptura con Benjamin. Se puso una camisola con estampados de flores y unos shorts a juego y se metió en la cama con un suspiro de agradecimiento y satisfacción. Era delicioso estar bajo las sábanas con el estómago lleno.
Ya había amanecido cuando se despertó con un sobresalto. En alguna parte sonaban un ruido metálico y unos fuertes ladridos. El miedo la puso en tensión. Se levantó de la cama y corrió hacia la cocina. El horror le atenazó la garganta cuando vio la puerta del establo de Pluto balanceándose sobre sus goznes, mecida por la brisa. ¿Cómo demonios había salido el caballo?
Abrió la puerta trasera y se puso las botas de agua que había calzado la tarde anterior, mientras paseaba por sus dominios. Al girar en la esquina de la casa, vio a Pluto saltando sobre el seto que delimitaba su propiedad con la de Lanzani Court.
Masculló una palabrota y echó a correr tras el animal.

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