Saturday, October 17, 2015

capitulo 153

—Casi nunca —murmuró la joven con voz afligida—. ¡Odio a mi hermano!
—¿Por qué? Le ha ofrecido una gran oportunidad a Gaston...
—¿Cómo?
—Gaston es muy buen chico, y tremendamente popular. Imagino que será igualmente popular en las cuadras, y apuesto a que estará muy bien allí. Peter lo sabe. Aquí Gaston sólo podía trabajar como camarero, y no creo que eso impresionara mucho a tu hermano.
—Tienes razón —concedió Daniela, totalmente entregada a la visión optimista de Lali. Reprimió un sollozo y tomó un pañuelo de papel—. A Peter no lo impresionaría nada en absoluto.
—De este modo, Gaston podrá demostrar lo que vale y además hacer lo que más le gusta...
—¡Y podrá conocer a otra chica!
—Eso también es posible —admitió Lali.
La expresión de Daniela volvió a tornarse angustiada.
—Supongo que sí.
—Pero sólo tiene veintidós años... Dudo que se meta en algo demasiado serio, al menos de momento.
Aquella predicción pareció fortalecer a la consternada joven.
—Quiero demasiado a Gaston... —declaró, secándose los ojos—. Lo encerraría en una torre si pudiera.
Lali conocía aquel sentimiento, pero pensó que era mejor no coincidir demasiado con Daniela.
—Si quiero ver más a Gaston, tendré que conseguir que Peter me lleve a las cuadras y a las carreras... —comentó la joven pensativamente.
A Lali le pareció que aquello sería un desafío demasiado grande para la muchacha.
Una soltó un profundo suspiro.
—Eso significa que tendré que ser una empollona.
Lali parpadeó, totalmente perdida.
—¿Cómo dices?
—Tienes que saber cómo tratar a Peter. Siempre está hablándome de las recompensas por trabajar duro, así que si me pongo a estudiar como una loca tendrá que llevarme a las carreras si lo pido. No podrá negarse si eso es lo único que quiero —miró a Lali y suspiró—. Cuando quieras algún consejo sobre cómo clavar a Peter a la puerta de la iglesia, cuando estés lista para soportar el famoso discurso del padre Mariano sobre los suplicios del matrimonio, sólo tienes que pedírmelo.
Lali sabía lo bajo que podía llegar a caer cuando la tentación era demasiado fuerte.
—Quiero decir que en estos momentos Peter es un blanco demasiado fácil — añadió Daniela.
Peter la estaba esperando en una limusina en el aeropuerto Charles de Gaulle de París.

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