—Nancy. Hazme un favor y suspende por el momento todo lo referente a la absorción de Suministros para Restaurantes Esposito. Quiero pensar un poco más en el trato antes de proceder. Gracias.
Obtuvo una respuesta afirmativa de su asistente personal y luego colgó.
—Ahí tienes. Cualquier cosa que tu padre piense que puede hacer para sacar a su negocio de su espiral descendente, ahora tiene el tiempo para hacerlo —dijo, observando a Lali y posando su brazo sobre el respaldo del asiento donde ella estaba.
Después, sacó del bolsillo de su chaqueta dos pasajes en primera clase a Las Vegas y le dio el suyo.
Ella lo tomó y estudió su nombre impreso en letras negras en la parte superior.
—Estabas muy seguro de que vendría para haberme comprado el pasaje.
El se encogió de hombros e inclinó la cabeza a un lado.
—Fue un riesgo calculado. No podría haber venido sin un pasaje para ti, ¿o sí? Pero me aseguré de que fuese transferible, por lo que si no te hubieses presentado, lo podría haber usado para otro viaje luego.
Por primera vez desde que llegara, una pequeña sonrisa comenzó a aparecer en el rostro de Lali. Alzó sus cafe ojos, que brillaban divertidos detrás de sus largas y oscuras pestañas.
—Eres un hombre muy seguro de sí mismo. ¿Acaso alguna vez te sientes inseguro? —le dijo con una voz altiva, pero insinuando una calidez que no había estado allí antes, ni en su reunión previa.
Tenía que admitir que sólo en presencia de Lali Esposito. Ella era la única persona que aún tenía la habilidad de ponerlo nervioso, como si tuviese dieciséis años de edad.
Procuraría que no fuera así durante aquella semana o moriría en el intento.
—No. Ha pasado mucho tiempo desde el instituto —contestó él con mordacidad.
Supo que su comentario había dado en el blanco al ver a Lali fruncir los labios y mirar hacia otro lado.
—Sí, ha pasado mucho tiempo —dijo ella.
Pasaron unos segundos de tenso silencio, antes de que Peter dejara escapar un soplido y decidiera que no debería haber fastidiado a aquella mujer a la que esperaba seducir antes de aterrizar en Las Vegas.
Sabía que su acuerdo con Lali para que se acostara con él no era un trato hecho. Sí, estaba allí, por lo que era de asumir que tenía intención de compartir su cama. Pero si cambiaba de opinión en el último minuto o tenía dudas, no la iba a forzar. El nunca había forzado a ninguna mujer y no iba a empezar con Lali.
Claro que ella no lo sabía. Por lo que a él le incumbía, el viaje a Las Vegas constituía su primer acto como su amante. Tenía pensado continuar con aquel plan todo el tiempo que pudiera, esperando que todo funcionara como había estado imaginando desde que entrara en su oficina.
—Relájate, Lali —dijo tocándole el brazo con su mano libre y acariciando su piel desnuda con el dedo pulgar.
—Tenemos toda la semana para conocernos mejor el uno al otro. Y te prometo que no saltaré sobre ti hasta que nos hayamos registrado en el hotel —añadió.
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ReplyDeletemas novelaaaaaaaaaa
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