Con Benjamin fuera de su vida y un futuro laboral cada vez más negro, al fin era libre para hacer lo que realmente quisiera, se dijo a sí misma con vehemencia. Tenía que encontrarle una salida al optimismo e impedir que el dolor la ahogara. Si dejar a Benjamin
en manos de su hermanastra implicaba la posibilidad de cambiar de vida y retirarse, a la campiña irlandesa, ¿no debería aprovechar la oportunidad? Después de todo, no habría una ocasión mejor para asumir el riesgo. Era joven, soltera, solvente y sana.
Se quedó atónita al encontrarse a Sansón, el chihuahua, junto a la puerta de su apartamento en una pequeña bolsa. A su lado tenía otra bolsa llena de complementos caninos, que incluían una colección de collares de diamantes falsos, abrigos de diseño y botitas a juego. Pero al hurgar en su contenido, Lali no encontró ni comida, ni cuencos, ni siquiera una correa. El pequeño animal temblaba en el fondo de la bolsa, mirando fijamente a Lali con sus enormes ojos suplicantes.
Lali ahogó un gemido de exasperación. ¿Cómo podía Juliet abandonar a su perro cuando sabía que ella no podía hacerse cargo de él?
Sansón había sido abandonado, igual que ella, reconoció dolorosamente Lali. Abandonado cuando pasaba de moda y aparecía una perspectiva más prometedora. Ella siempre había querido tener un perro... pero uno normal y grande, no uno que pareciera de juguete. Aunque, ¿una exigencia semejante no era propia de una fascista? ¿Acaso le había gustado a ella que Euguenia la juzgara mediante los imposibles parámetros de perfección femenina y resaltara sus defectos físicos? Se estremeció de culpa y frustración. No era culpa de Sansón ser tan pequeñajo.
El muro ruinoso y cubierto de hiedra parecía extenderse durante varios kilómetros a lo largo de la carretera, antes de que un letrero en inglés y en gaélico le anunciara a Lali que había llegado a Ballyflynn.
El corazón empezó a latirle con rapidez. Lo primero que vio fue la vieja iglesia de piedra. ¿Habría rezado su madre allí de niña? En su esfuerzo por mirar hacia todos lados, redujo la velocidad del coche hasta casi detenerlo. A ambos lados de la amplia calle salpicada de árboles se alineaban unas bonitas casas pintadas de colores cremosos. Era una aldea pequeña y no muy animada, pero definitivamente pintoresca.
Aparcó junto a la casa de McNally, el abogado que se encargaba del testamento de su difunto primo, y agarró su bolso de diseño. Benjamin se lo había regalado para su cumpleaños.
De repente recordó la foto de Euguenia y Benjamin que habían publicado en un periódico sensacionalista dos semanas antes. Al instante sintió náuseas. Benjamin siempre había sido una persona ambiciosa que cuidaba mucho su imagen pública. Ávido por convertirse en socio de la empresa para la que trabajaba, le había dicho a Lali que las apariencias eran cruciales cuando se trataba de impresionar a los superiores. Gracias a su indiscutible belleza y su pertenencia a la clase alta, Euguenia era sin duda un atractivo mucho mayor en los eventos sociales.
masssssss
ReplyDeleteme encanta la novela, espero el proximo cap :)
ReplyDeletequieroo
ReplyDeletemassss
ReplyDeletenovela
ReplyDeleteQ hdp!
ReplyDeleteMenos mal q sucedió antes q sea tarde
Mass
otrooooooooooooooo
ReplyDeletemas novelaa
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