Friday, October 2, 2015

capitulo 9

Al principio no podía respirar bien. Se sentía como si la hubieran encerrado en una caja y la hubieran privado del oxígeno. Luchaba contra la necesidad de gritar y llorar. Su mente reproducía una y otra vez lo que había visto y oído. Las palabras e imágenes eran como cuchillos dentados que le roían las entrañas. El dolor era insoportable. Había amado a Benjamin durante la mitad de su vida adulta. No podía imaginar una vida sin él. Pero tampoco podía soportar que Benjamin se hubiera acostado con su hermana. No sólo eso, sino que además se hubiera reído con las burlas de Euguenia. ¿Qué había pasado con la fidelidad y la decencia?
¿Y qué había pasado con la aversión que Benjamin y Euguenia se tenían mutuamente? ¿Con sus comentarios sarcásticos y su hostilidad recíproca? Benjamin se refería a Euguenia como a una princesita mimada, y siempre estaba criticando su actitud despreocupada y sus excesos. Por su parte, Euguenia veía a Benjamin como a un imbécil pomposo y arrogante.
¿Acaso aquella supuesta animosidad sólo era una tapadera para engañar a Lali?
Cuando conoció a Benjamin en la universidad, había sido su amiga cuando en realidad había querido ser mucho más. Se había tenido que conformar con quedarse al margen y sonreír como una tonta cuando él salía y se acostaba con chicas más guapas y sofisticadas que ella. Sin embargo, a través de la amistad había acabado ganándose su confianza y su afecto. El amor había florecido cuando él empezó a buscarla para compartir con ella sus esperanzas, éxitos y fracasos.
A fuerza de pasar hambre, Lali había adelgazado dos tallas para satisfacer los requisitos de Benjamin. Verdaderamente, aquél era el peor momento para apreciar que había cambiado su imagen sólo para parecerle más atractiva al hombre a quien le había entregado su corazón.
Aunque tal vez no hubiera sido más que un vano intento de engañar al destino. Tal vez Benjamin y ella no estaban hechos para estar juntos ni lo habían estado jamás. Como era lógico, ella no podía rivalizar con Euguenia, quien era seis centímetros más alta, rubia y con una figura imponente. Euguenia era una belleza y no tenía que esforzarse lo más mínimo por parecerlo.
Al desear a Benjamin, se había limitado a conseguirlo sin ni siquiera pedir disculpas. Seguramente había heredado esa filosofía de su madre. Emilia había dejado sus humildes orígenes en Irlanda y no había perdido oportunidad para ampliar sus horizontes. Ahora, instalada en París y casada por tercera vez con un magnate noruego, había alcanzado todos sus objetivos en la vida. Lali era su hija mayor y había sido criada por el primer marido de Emilia. Euguenia y Stefano eran hijos del segundo matrimonio.
—Sólo tenemos esta vida —afirmaba Emilia sin dudarlo cuando dejó a su segundo marido por el tercero, mucho más joven, rico y poderoso—. A veces hay que ser egoísta para aprovecharla al máximo. Tienes que ser tú misma antes que nada.
Para Lali aquél era un dogma cruel y extraño, pues a ella la habían obligado siempre a poner por delante los sentimientos y necesidades ajenas. Pero ahora que su propio mundo se derrumbaba a su alrededor, podía ver las ventajas que reportaba el egoísmo. Si vivía en la ciudad y trabajaba en un empleo altamente remunerado pero
poco satisfactorio, era solamente por satisfacer las expectativas de Benjamin. Ahora veía cómo podía volcar su destrozado corazón en algo mucho más positivo.

3 comments: