—Es horrible... —murmuró Lali, preguntándose si estaría siendo demasiado sensible al sentir que los pecados de su padre se habían convertido de algún modo en los suyos.
—Desde entonces no volví a verlo ni a saber de él. Me escapé de casa y embarqué en un ferry rumbo a Inglaterra.
—¿Cuándo murió?
Emilia hizo otro mohín con los labios y se encogió débilmente de hombros.
—Hace poco. En realidad, hace sólo unos pocos meses. Pero por favor, no pienses que te privé de la oportunidad de conocerlo. Él jamás te habría reconocido como hija suya. Habría negado tener el menor vínculo contigo.
—Tu madre estaba protegiéndote del dolor y el rechazo —dijo Salvador—. Por desgracia, tu padre no era una persona muy agradable.
Lali observó a Salvador intentando ocultar su incomodidad.
—Pareces saber mucho sobre mi padre.
—No tengo secretos para Salvador —declaró Emilia. Lali intentó no pensar en los secretos que le había ocultado a su propia hija.
—¿Puedo saber cuál era el nombre de mi padre?
—Vargas —respondió Emilia alzando el mentón—. Ahora tal vez entiendas por qué quiero que tu parentesco siga siendo un secreto.
Tan rígida como una estatua, Lali miró fijamente a su madre. No podía dar crédito a lo que acababa de oír.
—¿Vargas? —tuvo que pronunciarlo dos veces antes de que el nombre saliera de sus labios—. ¿Vargas?
—Valente Vargas. Supongo que nunca habrás oído hablar de él —dijo Emilia—. Pero en su día fue un magnate mundialmente famoso. Se casó con la hija del dueño de una casa a las afueras de Ballyflynn, y se divorció cuando ella tuvo una aventura.
Ella siempre estaba enferma, y él solía ir a visitar a su hijo.
Salvador tenía el ceño fruncido en una expresión de disgusto.
—Vargas era un célebre mujeriego. Estuvo implicado en algunos escándalos bastante sórdidos.
Lali estaba tan petrificada por la tensión que temía que un simple movimiento la rompiera en pedazos. Su madre se había referido a la fama de Valente Vargas en un tono tan presuntuoso que resultaba horriblemente inapropiado. Incapaz de pensar con coherencia, permaneció inmóvil como si el tiempo se hubiera detenido. Vargas... El nombre se había introducido en su cabeza y allí daba vueltas frenéticamente, como un barco atrapado en un remolino. El sudor le empapaba los labios y las palmas de las manos.
—Siempre me has recordado a tu padre —le dijo Emilia, casi con dulzura—. Tienes el mismo problema con tu peso.
—¿Valente Vargas? —articuló el nombre vocalizando cada silaba—. ¿Estás diciendo que él fue el hombre que te dejó embarazada... mi padre?
—¿No acabo de decírtelo?
—Es muy duro para Lali tener que asimilarlo, querida —dijo Salvador.
Lali separó sus entumecidos labios.
—Sí. ¿Estás completamente segura de que Valente era mi padre?
—¡Estás siendo horriblemente grosera! ¿Cómo te atreves a ofenderme así? — espetó Emilia con las mejillas encendidas. Se levantó con un movimiento tan repentino que pilló a Lali y a Salvador por sorpresa y salió de la habitación.
😡 pobre peter cuando se entere que lali es su media hermana
ReplyDelete