—¿Hubo algún rumor que relacionara a Valente con alguna mujer aparte de la madre de Daniela? —preguntó.
Tolly frunció el ceño.
—Ninguna que yo sepa.
Peter condujo hasta la pequeña iglesia a las afueras del pueblo. Aunque había hecho generosas contribuciones para su restauración, no había puesto un pie allí desde el funeral de su madre, más de doce años antes. Entró y respiró hondo antes de seguir avanzando. Encendió una vela y le rezó una oración a San Judas, el patrón de las causas perdidas. Necesitaba a un santo fuerte para afrontar el desafío.
—Peter... —el padre Mariano se detuvo en la entrada al verlo. El pequeño sacerdote intentaba ocultar el shock que le producía encontrar en su parroquia a la oveja más descarriada del rebaño.
Lali estaba discutiendo distintos métodos educativos con una clienta cuando Peter entró en el patio de los establos. Asintió cortésmente con la cabeza y se dirigió a la oficina para esperarla allí.
La clienta, madre de tres niñas pequeñas, soltó un suspiro y le dedicó a Lali una cómica sonrisa de disculpa.
—Parece una estrella de cine. Ya sé que mirar no es de buena educación, pero siempre lo hago.
Lali caminó lentamente junto a las cuadras vacías. Peter también provocaba en ella el deseo de mirar. En Italia, cada mañana que se despertaba a su lado se dedicaba a contemplarlo absolutamente maravillada. Pero ahora mirar con placer a Peter estaba prohibido, y reconocer aquello la hacía sentirse más desgraciada que nunca.
Peanut salió de la oficina en persecución de la pelota. A Lali la conmovió que Peter jugara con la cerdita, y los ojos se le llenaron estúpidamente de lágrimas.
Peter se irguió cuando ella entró.
—De acuerdo... Quiero que me escuches con atención. Aún no estoy convencido de que seamos parientes. Los hechos no casan de un modo indiscutible.
—Pero...
—Exactamente, ¿qué te contó tu madre? Lali le reveló los pocos datos que su madre le había contado.
—Valente no fumaba. Puede que fuera el único vicio que no tenía —comentó Peter irónicamente—. Y si hubiera fumado, habría mandado a su chófer a comprar tabaco. Nunca hacía nada por sí mismo si podía pagar para que alguien lo hiciera por él.
Lali frunció el ceño, incómoda.
—Ésos son detalles insignificantes.
Los ojos verdes de Peter se posaron en ella.
—Cierto. Pero necesitamos saber si él era tu padre, y lo necesitamos saber sin que quede la más mínima duda. La única manera para conseguirlo es mediante una prueba de ADN.
Al fin a alguien se le ocurre hacer algo sensato!
ReplyDeleteMaass