—No... Me he pasado dos semanas luchando por aceptarlo. Perseguir una utopía a estas alturas no tiene sentido —arguyó Lali—. No me gusta lo que mi madre me dijo, pero no voy a negarlo. Lo acepto por duro que sea.
—Yo no acepto tan fácilmente algo que no me guste. Hará falta una prueba de ADN para convencerme —insistió él, y la rodeó con un brazo antes de que ella adivinara sus intenciones. Por un instante, sus imágenes quedaron reflejadas en el espejo que había sobre la chimenea—. Míranos bien. No podríamos ser más distintos. Sé que es posible que dos hermanos no se parezcan, pero en nuestro caso las diferencias son demasiadas. Lo que yo persigo es una explicación científica, no una utopía.
Lali apartó la mirada del espejo.
—Prefiero pasar página y vivir con ello.
—Pero yo no. Quiero una confirmación científica. Valente dejó una muestra de su ADN. No te rías... Mi padre tenía la esperanza de que algún día pudiera ser clonado. Yo también me haré la prueba. Es sólo un algodón de saliva. Y aunque tú no quieras hacértela, creo que deberías. Así tu identidad quedará plenamente demostrada. Después de todo, si eres la hija de Valente, nunca más tendrás que volver a viajar en clase turista.
Furiosa, Lali se apartó unos pasos de él.
—¡No te atrevas a decir eso! —le espetó—. No quiero nada suyo... y menos que nada su dinero. Es lo último que me interesa. Si hubiera sospechado lo que iba a conseguir con mi estúpida curiosidad, me habría quedado toda mi vida en mi feliz ignorancia.
—¿Crees que yo no me siento igual? —le preguntó él. Su mirada sombría la traspasó por entero, sofocando su ira.
Carcomida por la culpa, Lali se dio la vuelta.
—Lo siento mucho... Nunca debí decírtelo.
—Eres la única persona de todas las que he conocido que cree que necesita protegerme —dijo Peter, aventurándose a soltar una amarga carcajada—. No soy tan frágil.
Lali apretó los labios y no hizo ningún comentario. ¡No era ella la que se había pasado tres días bebiendo! Tolly la había mantenido informada, y ella había estado preocupada día y noche por Peter. Había deseado desesperadamente ir con él y ofrecerle apoyo, pero por desgracia ella era la última persona a quien Peter necesitaba. Aun así, era dolorosamente consciente de que sólo con verlo el día se le hacía más soportable y su espíritu se animaba un poco. Por el contrario, la hacía sentirse culpable, avergonzada y terriblemente débil.
—¿Accederás a hacerte la prueba?
—Sí... si eso te hace feliz —aceptó ella.
—Magnífico. Esta tarde a las cuatro en Lanzani Court. Ella abrió los ojos como platos.
—¿Hoy?
—Quiero que las pruebas se realicen con la mayor rapidez y discreción posible. Los resultados tardarán unos cuantos días.
Las pruebas fueron realizadas a los veinte minutos de que Lali llegara a Lanzani Court. El especialista con gafas que se ocupaba del procedimiento se comportó como
si no hubiera nada fuera de lo común en realizar una prueba de ADN. Al terminar, Peter acompañó a Lali a su coche.
—¿Alguna vez te pones el broche que te regalé?
Lali tragó saliva.
—Lo miro.
—Sean cuales sean los resultados de la prueba, me gustaría vértelo puesto.
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