Iba rodeada por sus damas de honor, Euguenia y Daniela, y por Emily, la hija pequeña de Will y Nicola Carmichael. Miró de reojo la expresión ansiosa de Euguenia y le dio un apretón en la mano. Apreciaba el esfuerzo que había hecho su hermana para ser su dama de honor a pesar de tener el corazón destrozado. —Ahora sí que me has hecho enfadar de verdad al quedarte con un millonario — había admitido Euguenia, riendo y llorando a la vez, cuando la boda se estaba preparando—. No me extraña que no quisieras volver con Benjamin.
Con una cálida expresión de afecto, Daniela le apartó una brizna de hierba de la cola del vestido y se la estiró posesivamente. Claramente consciente del malhumor de Euguenia, había decidido hacerse cargo. La pequeña Emily estaba muy erguida, chupándose el pulgar y aferrada a la mano de Lali.
Al recorrer el pasillo de la iglesia del brazo de Tolly, Will y Nicola le sonrieron y Stefano le hizo un guiño. Emilia, con su esbelta mano posada en la manga de Salvador, contemplaba a su hija rebosante de satisfacción. La boda de su hija con el millonario propietario de Lanzani Court la había convencido para volver a Ballyflynn de visita.
Lali, sin embargo, sólo tenía ojos para el hombre que la esperaba junto al altar. Una exquisita imagen de San Judas, el santo patrón de las causas perdidas, embellecía la capilla.
—Eres la viva imagen del sueño que siempre he tenido —le murmuró Peter, y el corazón de Lali se colmó de felicidad.
Para cuando los fotógrafos se apostaron a la entrada de la iglesia, Euguenia parecía haberse recuperado de su desánimo. El padrino de Peter, Stephanos, el guapo heredero de un imperio comercial griego, estaba naciendo un gran esfuerzo por agradarle. Nunca un corazón destrozado había relucido con más fuerza, pensó Lali con regocijo. Y Stefano, ocupado en reformar su casa de Slieveross, estaba hablando con Gaston.
Dos caballos blancos tiraban de la elegante carroza que llevaría a Peter y a Lali de la iglesia a la finca. Una horda de fotógrafos se afanaban en plasmar el evento. El banquete, que tendría lugar en Lanzani Court, prometía ser la mayor fiesta que Ballyflynn hubiera conocido.
Al día siguiente la pareja de recién casados saldría para su luna de miel en el Caribe. Lali devolvió el anillo de compromiso a su posición original, junto al nuevo anillo de boda, y recordó cuando había pensado en encerrar a Peter en una habitación cargado de cadenas. Nunca había imaginado que no serían cadenas sino anillos lo que la atarían por siempre a ella.
—¿Adónde vamos? —preguntó, al darse cuenta de que la carroza se había desviado de la ruta directa a casa.
—Ya lo verás.
El cochero detuvo los caballos donde el camino se estrechaba para internarse en el bosque de robles. Peter salió de la carroza y ayudó a bajar a Lali, que contempló asombrada la alfombra roja que había sido extendida sobre el sendero.
—¿Estoy soñando?
Sonriendo, Peter la llevó al corazón del bosque, donde el roble, el fresno y el cerezo crecían juntos. Lali le aferró fuertemente la mano. Era un momento de felicidad tan absoluta, que la belleza del paisaje hizo que los ojos se le llenaran de lágrimas.
—Este es el lugar que siempre me recordará a ti —le confesó Peter—. Es especial...
—Sí —susurró ella—. Muy especial. Él la miró intensamente y ella sintió que el corazón se le aceleraba.
—Te he traído aquí para decirte que te quiero como nunca creí que podría querer a una mujer, a mhilis. Y que tengo intención de ser el mejor marido y el mejor padre que pueda haber...
—¿Padre? —repitió ella sorprendida. Las orgullosas mejillas de Peter se ruborizaron ligeramente.
—Espero que pueda serlo algún día.
Lali lo miró a los ojos, henchida de felicidad.
—No sabía que estuvieras preparado para tener niños.
—Ni yo tampoco —admitió él con un suspiro, estrechándola entre sus brazos—.
Las hadas han tenido la última palabra. Estás acabando con mi imagen de mujeriego.
El brillo de sus hermosos ojos hizo que Lali creyera en la magia.
—Te quiero con todo mi corazón —le dijo con voz suave, y entonces él la besó.
Y siguieron besándose en silencio... hasta que recordaron el gran número de invitados que los esperaban en su futuro hogar.
Fin.
Ayyyy me encantooo! No tiene epílogo?
ReplyDeleteAme la novela
ReplyDeletelinda historia
ReplyDeletefascino
ReplyDeleteHermoso final
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