Sunday, October 4, 2015

capitulo 26

—Sí. La vida era muy distinta aquí por aquellos tiempos. Nadie habría osado entrometerse entre un padre y su hija.
—Debió de sentirse muy sola... —murmuró Lali. No la sorprendía que Emilia, una vez se hubo librado de las amenazas y restricciones de su padre, hubiera optado por un estilo de vida alegre y despreocupado antes que hacer de madre.
—Pero ahora vive muy bien, ¿no? —comentó Tolly, cambiando alegremente de tema—. El año pasado vi una foto suya en unan vieja revista. Parecía una reina, vestida con un traje de gala en alguna obra benéfica. Está muy lejos de aquella joven que ayudaba de vez en cuando en la tienda del pueblo.
—¿Podría darme los nombres de algunas de sus compañeras de colegio? —le pidió Lali. Sospechaba que la clave para descubrir la identidad de su padre estaría entre las amigas y compañeras de su madre.
—Estaba al corriente de su situación familiar, pero no de mucho más. Somos de generaciones distintas —respondió Tolly mientras le servía un trozo de pastel de chocolate. Un velo había ensombrecido repentinamente su expresión, y durante unos minutos ninguno de los dos habló.
—Imagino que la fuga de mi madre provocaría un gran revuelo —dijo Lali. Se sentía feliz y relajada gracias a la sinceridad de Tolly, y decidió corresponderlo de igual forma—. Quiero averiguar quién fue mi padre.
Tolly se quedó atónito. Era evidente que no se esperaba una declaración semejante.
—Pero su madre...
—No, nunca quiso decírmelo —dijo Lali tristemente.
—Pero no puede ir por ahí haciendo preguntas incómodas a gente que ni siquiera conoce —arguyó Tolly—. Podría ofender a alguien, incluso causarle problemas a alguien inocente por infundir sospechas. Mi consejo es que vuelva a hablar con su madre de esto.
Lali reprimió un profundo suspiro. No estaba precisamente unida a su madre, y hacía lo posible por conservar la poca relación que tenían. La última vez que sacó el tema de su padre, Emilia se había cerrado en banda y no había confesado nada.
—Creo que también necesita preguntarse a usted misma qué espera conseguir con la información que busca —le aconsejó Tolly—. Su padre bien pudo ser un hombre que rechazó a su hija cuando ella más lo necesitaba. Es posible que no tenga el menor interés en conocerla.
—Sí, lo sé. Y acepto esa posibilidad —dijo Lali, que cada vez observaba a su anfitrión con mayor interés. La urgencia con la que Joseph Tolly le hablaba y aconsejaba le hizo preguntarse si él sabía más acerca de su familia de lo que estaba dispuesto a admitir—. ¿Hubo muchos rumores? —insistió, más descaradamente—. Quiero decir... la gente debió de hablar mucho sobre aquello, ¿no?
—A la gente le encantan los cotilleos, y casi nunca con un mínimo de decencia o sentido común —respondió Tolly—. Sería impropio por mi parte repetir las cosas que se dijeron. Si su madre estuvo viendo a alguien, nunca se supo.
Lali decidió dejar el tema. Se sentía culpable por haberle revelado tanto a una persona a la que acababa de conocer, así que pasó el resto de la tarde escuchando las historias más animadas y menos delicadas que su anfitrión le relataba animadamente.

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