Monday, October 5, 2015

capitulo 34 y 35

—No... él no haría eso —replicó Lali con firmeza.
Daniela no pareció convencida.
—Si una supermodelo no ha podido retenerlo ni cinco minutos, ¿quién puede aspirar a hacerlo?
Una mujer fuerte y dura capaz de encadenarlo y encerrarlo en una habitación, pensó Lali distraídamente. No estaría de más inculcarle unas cuantas pautas de comportamiento.
Aquella tarde, dos clientes potenciales se pasaron a ver las cuadras. Lali había trazado un plan de negocio y había preparado un contrato básico antes incluso de llegar a Ballyflynn, e intentaba calcular cuántos clientes necesitaría para que el negocio marchara. También estaba considerando la posibilidad de abrir una tienda para vender pienso y suministros básicos, siempre y cuando hubiese una mínima demanda. Se recordó firmemente que no necesitaba ganar una fortuna, sólo lo justo para mantenerse. Se había retirado allí para hacer realidad su sueño y disfrutar de una vida sencilla. Y una vida sencilla no incluía ningún trato ni relación con el tipo de hombre que mantenía aventuras con modelos famosas y despampanantes.
El lunes por la mañana recibió una llamada del abogado, Eugene McNally, quien la sorprendió diciéndole que necesitaba verla para un asunto urgente.
El hombre la recibió en su despacho con manifiesta incomodidad.
—Me temo que han presentado una demanda contra la finca de Julia Calvo.


Lali miró anonadada al abogado.
—¿No es un poco tarde para que algo así salga a la superficie?
—Lo es, pero acaban de informarme de que hace tres años Julia pidió un préstamo que ahora exige ser devuelto de... —dudó un momento— una manera u otra.
—¿Quién concedió el préstamo? —preguntó Lali, esforzándose por mantener la calma y pensar con claridad. Tenía ahorros en el banco, y no había ninguna razón que le impidiera hipotecar la casa... aunque una hipoteca aumentaría considerablemente sus gastos.
—Lanzani Enterprises.
El silencio se alargó mientras Lali trataba de digerir la sorprendente revelación. —¿De qué cantidad estamos hablando?
—De ciento cincuenta mil euros... más de cien mil libras —respondió gravemente el abogado—. Créame, no tenía ni la menor idea de esto.
Lali se había quedado atónita al oír la cantidad, pero la furia empezaba a agitarse en su interior.
—¿De verdad no lo sabía? —espetó, sin poder ocultar sus dudas—. Pero usted era el asesor legal de mi prima, y también su albacea.
—Julia no me consultó cuando firmó el acuerdo con Lanzani Enterprises, ni yo recibí ningún documento relativo a la transacción —explicó Eugene seriamente—. Era evidente que su prima quería mantener la operación en privado. De haberlo sabido, habría intentado quitarle esa idea. No era sensato pedir un préstamo a su edad.
—Pero fue una jugada muy hábil por parte de Peter Lanzani. Dios mío, cien mil libras... —la boca se le había quedado seca—. ¿Cuáles fueron las condiciones del préstamo?
—Se estableció que no se pagaría nada durante tres años. Pero al cabo de ese período el préstamo tenía que ser devuelto o...
—¿O qué? —lo apremió Lali con voz ahogada.
—O Lanzani Enterprises se quedaría con la mitad de la propiedad y se convertiría en el socio legal de Julia. La empresa también tendría el derecho a rechazar cualquier oferta en caso de una venta. El contrato fue preparado por un abogado muy hábil.
Lali se quedó boquiabierta.
—¿Está diciendo que podría acabar teniendo a Peter Lanzani como socio de un negocio que aún no echado a andar?
—Señorita Esposito... —Eugene McNally respiró hondo y le tendió un documento sobre la mesa—. El señor Lanzani puede trasladarse si quiere a su cuarto de invitados y usted no puede hacer nada por impedirlo.
—En ese caso pagaré el préstamo... ¡Conseguiré el dinero con una hipoteca! — declaró Lali con vehemencia.
—No podrá hipotecar la propiedad si sólo es dueña de la mitad. La herencia no le pertenece al cien por cien. En estas circunstancias, le resultara imposible convencer a
una institución financiera para que le ofrezca una hipoteca. Este contrato la deja con muy pocas opciones.

4 comments: