Monday, October 5, 2015

capitulo 38

—¿Es consciente de que ha arruinado mi vida como una plaga desde que tengo quince años? —le espetó, alzando la voz.
Peter arqueó una ceja.
—No, no me he vuelto loca —siguió ella—. En los noventa absorbió Benson Pharmaceuticals. Mi padre se dedicaba a las investigaciones en el laboratorio y perdió su trabajo. Sólo era un empleado más entre cuatro mil. Usted cerró la empresa y lo vendió todo. El pueblo entero murió...
—Un negocio tiene que ser rentable para mantenerse.
—Mi padrastro sufrió una crisis nerviosa. No pudo encontrar otro trabajo y tuvo que vender nuestra casa y casi todo lo que poseíamos a final de año. Los hombres como usted destruyen las vidas ajenas —lo acusó Lali con voz temblorosa.
—Benson Pharmaceuticals perdió un importante contrato con una empresa asiática y se hundió. Yo no tuve nada que ver —alegó Peter.
Estaba de pie bajo la bóveda, y la luz que se filtraba a través de la cúpula de cristal se reflejaba en su recia estructura ósea y su espesa cabellera negra.
Lali se percató de que lo estaba contemplando sin darse cuenta y volvió a apartar la mirada de él. El rubor le ardía en las mejillas.
—Puede ser, pero usted no construye nada. Se limita a destruir las cosas para ganar todo el dinero que pueda.
—Se equivoca. En el caso de Benson, rechacé una oferta muy interesante para comprar las instalaciones y reconvertirlas en un centro comercial. Sabía que el pueblo se regeneraría más deprisa si los edificios se empleaban como un polígono industrial.
Lali se había puesto muy tensa y rígida.
—No lo sabía, y si lo he juzgado mal...
—Lo ha hecho.
—Pues lo siento —murmuró ella entre dientes—. Pero supongo que los beneficios suelen ser lo primero para usted.
—El dinero es poder. Y también puede ser una gran fuerza para el bien así como para el mal. No me disculpo por lo que soy. ¿Creía usted que lo haría?
—Hace dos meses usted provocó la caída de Zenco. Yo estaba a cargo del presupuesto de marketing que Zenco tenía concertado con mi empresa. El impacto de esa caída provocó que mi empresa también se viniera abajo. Una vez más, usted volvió a ser una influencia nociva en mi vida. Por favor, discúlpeme si no soy una de sus admiradoras —concluyó Lali cortantemente.
—Se trata de una serie de curiosas coincidencias. No soy un hombre supersticioso... —observándola atentamente, Peter tuvo que reconocer que nunca había visto una piel tan inmaculada como la suya, y se preguntó si todo su cuerpo sería de la misma palidez cremosa—. Pero creo que debería tomar medidas para evitar que mi influencia vuelva a afectarla por tercera vez. —¿Eso es todo lo que tiene que decir? —espetó Lali. Peter abrió la puerta que tenía junto a él.
—Deje que le muestre una cosa...

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