Tuesday, October 6, 2015

capitulo 50

En ese momento empezó a sonar su teléfono móvil.
—Soy Stefano —anunció su hermano menor con su brusquedad habitual—. ¿Estás bien, pequeña?
—¿A quién llamas «pequeña»? Sólo tienes veintiún años. ¿Tienes idea de cuánto tiempo hace que no sé nada de ti? Te has hecho tan famoso que apenas puedo verte ya.
—Eres peor que una novia —se quejó Stefano.
Lali sonrió.
—¿Sigues de gira con el grupo?
—Sí, pero volveré pronto a Londres, y estoy pensando en ir a Irlanda a hacerte una visita.
—Me encantaría verte —le dijo ella efusivamente—. Pero te advierto... la casa es muy poca cosa.
—Sólo quiero un lugar tranquilo y privado para descansar. Estoy rendido —le confesó Stefano.
Apenas habían pasado tres años desde que Stefano y tres amigos formaron 4Some, uno de los grupos con más éxito en la industria discográfica. Stefano era el cantante y el líder. Acosado por hordas de chicas histéricas allá adonde fueran, 4Some estaba de gira mundial, tocando en aforos llenos y ganando una fortuna, pero la agenda de su hermano era demasiado exigente y agotadora.
—¿Me prometes que no le dirás a nadie que voy a quedarme contigo? —le preguntó Stefano con cierta inquietud—. No puedes confiar en que la gente no se vaya de la lengua con la prensa, y quiero disfrutar de tranquilidad total.
—Aquí la encontrarás —le prometió Lali.
—Aún no me has dicho cómo estás —dijo él, notablemente afectado—. Si te sirve de consuelo, creo que Benjamin es un idiota y no puedo creer que Eugue se haya enamorado de él.
—¿De verdad lo ama? —preguntó Lali sin pensarlo siquiera.
—Eso dice ella, pero no la estoy excusando —declaró Stefano, incómodo—. No me pidas que tome partido, por favor.
—No lo haré. Mejor no hablemos del tema.
Cuando Stefano colgó, Lali tenía el rostro tenso por la emoción contenida. Fue al dormitorio y sacó la caja que había guardado debajo de la cama el día de su llegada. Era una caja con recuerdos demasiado preciados que debería haber dejado en Londres, se recriminó a sí misma. Debería haberlo tirado todo después de descubrir a Benjamin en la cama con Eugue, no haberse llevado las cosas a Irlanda.
¿De verdad Eugue amaba a Benjamin? ¿Y qué diferencia suponía eso? Agarró el reproductor de CDs y la botella de vino y sacó la caja al campo. La vació y se dirigió hacia los establos a buscar lo necesario para encender un fuego.
La voz dulzona que había acompañado la noche en la que conoció a Benjamin vibraba en el reproductor de CDs. Lali se arrodilló y encendió el fuego con manos temblorosas. La angustia y la agonía la acosaban. Benjamin nunca la había amado del modo en que amaba a Eugue: era evidente que no podía esperar por llevarla al altar,

pues ya tenían fecha para la boda. Con el corazón destrozado, Lali permitió que las lágrimas resbalaran por sus mejillas. Volvió a poner la canción en el CD y tomó otro trago del vino casero. ¡Benjamin iba a ser su cuñado y ella tendría que aprender a vivir con eso! Pero ¿cómo podía aprender a vivir con un dolor semejante?

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