En lugar de llevarla hacia la gran mesa en la que había bizcochos, galletas y tartas de todos los colores y sabores, Peter se llevó a su mujer hacia el aparcamiento.
—De nada. Tenemos que hablar.
Al instante, Lali dejó de sonreír y se puso en guardia.
—¿Qué pasa? ¿Es Alegra? ¿Está enferma? ¿Le ha ocurrido algo?
—No, no te preocupes, la niña está bien —contestó Peter con paciencia.
A continuación, la apoyó contra la furgoneta y la besó con pasión, hasta que Lali casi se hubo olvidado de la preocupación por su hija.
—A ver si así dejas de preocuparte por Alegra.
—Soy una madre primeriza y todas las madres primerizas nos preocupamos por nuestros hijos.
—Sí, ya lo sé —sonrió Peter—. Se te da de maravilla.
Lali enarcó una ceja.
—Lo de ser madre, digo —se apresuró a añadir Peter.
—Ah, bueno —sonrió Lali.
—¿Qué te parece si nos escapamos de la fiesta y nos vamos a casa? Podríamos estar solos y hacer lo que nos diera la gana. Hay una camada de gatitos en la cuadra y te los quería enseñar.
Lali recordó la primera vez que se habían acostado y se planteó la posibilidad de estar a solas con Peter, solos de verdad.
Desde que había nacido Alegra, no habían tenido muchos momentos para estar solos porque, si no era su padre, eran los padres de Peter los que iban constantemente a ver a su nieta y, cuando se marchaban, había que atender a la niña o estaban agotados.
—Me encantaría —contestó.
Ya llevaban tres o cuatro horas en el picnic y lo cierto era que le apetecía irse a casa, estar tranquila y descansar en brazos a su marido.
—Voy a recoger a Alegra y...
Peter la interrumpió con un beso.
—He dicho solos —le dijo—. Alegra se va a quedar a dormir esta noche en casa de mis padres.
Lali negó con la cabeza.
—Oh, no. No puedo...
—Sí, claro que puedes y, además, lo necesitas. Ambos lo necesitamos. Lali va a estar perfectamente en casa de mis padres. Les he dicho que nos llamen si sucede cualquier cosa y te prometo que tendré el móvil encima todo el rato. Incluso, si quieres, lo puedo poner en modo vibrador.
—Muy gracioso —contestó Lali mordiéndose el labio inferior y mirando hacia la fiesta.
Aunque no veía a su suegra ni a su hija por ningún lado, sabía que estaban por allí y que todo iría bien.
Lo cierto era que echaba mucho de menos estar a solas con Peter, sólo ellos dos, y poder dedicarse a hacer el amor.
—Está bien —accedió aferrándose a su brazo mientras Peter le mordía el lóbulo de la oreja.
—¿Te he dicho hoy lo mucho que te quiero? —le dijo.
—Sí, en el desayuno —contestó Lali.
—Bueno, pues te lo voy a repetir por si he dicho o hecho alguna estupidez o por si la hago o digo antes de que acabe el día. Te quiero.
Lali chasqueó con la lengua, le pasó los brazos por el cuello y lo besó.
—Yo también te quiero, pero no te preocupes porque últimamente no estás haciendo ninguna estupidez, te estás comportando como un hombre muy inteligente.
—Lo más inteligente que he hecho en mi vida ha sido casarme contigo.
La convicción con la que lo había dicho y la sinceridad que Lali vio en sus ojos le dieron ganas de ponerse a llorar, así que se abrazó a él con fuerza y lo besó para que le quedara claro lo orgullosa que estaba de él por los cambios que había hecho, ya que había conseguido dejar su inseguridad y sus recelos atrás después de lo que le había hecho su ex mujer.
Peter la ayudó a subir al vehículo, lo rodeó, abrió su puerta y puso el motor en marcha. Lali lo observó y sonrió mientras Peter conducía a toda velocidad hacia casa.
Durante el trayecto, pensó en todo lo que les había ocurrido en menos de un año, en todo el dolor que habían tenido que soportar, y se dijo que no cambiaría nada de lo que había ocurrido porque, al final, había conseguido todo lo que siempre había querido.
Había conseguido a Peter.
Fin
me fasino la novela sos una genia
ReplyDelete♥
ReplyDeletemas hermosa novela no pudo ser y el final que desir =)
ReplyDeletetodos los finales de las novelas, me an gustado espero la proxima
ReplyDeletelinda historia
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