Saturday, October 17, 2015

capitulo 152

—Sheila perdió un hijo a los pocos meses de la boda. Emilia dejó de trabajar de repente en la tienda y Sheila empezó a propagar desagradables rumores sobre la moralidad de tu madre a todo el que quisiera escuchar. Mucho tiempo después oí que por aquellos días habían visto a Robert con Emilia en su coche. Pero sólo son cotilleos —recalcó cuidadosamente—. Un poco después, tu madre se marchó de Ballyflynn.
—¿Y tú crees que tu hijo puede ser mi padre? Tolly pasó varias páginas del álbum para enseñarle otra fotografía.
—Ésta es mi difunta esposa, Muriel. Eres su viva imagen... y tu pelo es del mismo color. Pero eso no significa mucho, ¿verdad?
La alegre mujer de la foto había muerto mucho antes de que Lali naciera, pero el parecido era innegable. Lali esbozó una sonrisa a través de las lágrimas y le agarró la mano a Tolly.
—Me encantaría tener un abuelo en lugar de un padre.
—Si hubiera sabido que ibas a hacerte esas pruebas de ADN, podríamos haber estado seguros. Robert se habría negado, pero yo desde luego no —le aseguró Tolly.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Si tu propia madre no quería decírtelo, y mi hijo también se empeñaba en guardar silencio, no me pareció adecuado entrometerme —sacudió su canosa cabeza—. Intenta no pensar muy mal de Robert. Él y Sheila han tenido sus problemas y decepciones. Sheila nunca tuvo otro hijo, y eso fue un motivo de gran tristeza para ella. Si eres la hija de Robert, eso explicaría por qué mi nuera sintió la necesidad de ser tan grosera contigo al hablar de tu madre aquel día en la tienda... Sí, el padre Kearney me lo contó.
Lali puso una mueca de dolor y compasión.
—Oh, cielos... qué complicado es todo esto —suspiró—. ¿Cuándo descubriste que yo existía?
—Kathleen me lo dijo un par de años después de que nacieras. Ella creía, al igual que yo, que Robert había sido el responsable, pero no había modo de estar seguros. Emilia le dejó muy claro a tu prima que no quería tener el menor contacto con nadie de Ballyflynn. Cuando me enteré de que ibas a venir a vivir aquí me llevé una gran alegría, porque albergaba la esperanza de poder conocerte.
Una sonrisa de absoluta felicidad iluminó el rostro de Lali.
—Apuesto a que fuiste tú quien dejó las flores y encendió el fuego el día que llegué a la casa.
—Quería que te sintieras bienvenida... y que quisieras quedarte para siempre.
Lali se levantó y le dio un abrazo.
—Gracias por haber estado ahí desde que llegué.
Pensó en llamar a Peter para compartir con él la confesión de Tolly, pero le faltaba seguridad en sí misma para hacerlo. Se lo diría cuando lo viera en París. De momento, necesitaba darse una ducha y arreglarse el pelo.
Estaba haciendo el equipaje y pensando angustiada qué ponerse cuando Una irrumpió en la casa, gritando desesperadamente.
—¡Gas se ha ido!
Lali la hizo sentarse y le explicó que Gas vendría a visitar regularmente las cuadras y que ella podría verlo entonces.

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