capitulo 154

Lali llevaba un vestido del color de los arándanos. Lo tenía un poco ajustado en el busto y las caderas, ya que su figura se había redondeado un poco en Italia, pero el intenso color combinaba a la perfección con su melena castaña y su piel blanca.
Cuando se encontró con los ojos esmeralda de Peter el corazón le dio un vuelco en el pecho, pero él no hizo ningún movimiento hacia ella, y su expresión parecía preocupada mientras conducían por las atestadas calles de París. Sin embargo, escuchó atentamente la historia de Tolly e incluso sonrió.
—Debería haber imaginado que había una relación especial entre Tolly y tú — murmuró.
Ella esperó, pero él no dijo nada y Lali pensó que tal vez no estaba interesado. Tras haberse confirmado que no eran hermanastros, lo más probable era que a Peter no le importara en absoluto quién fuese su padre.
—Debo advertirte que mi madre puede ser muy temperamental —lo previno, sintiendo que tenía que decírselo antes de entrar en el apartamento de Emilia y Salvador—. Y Salvador se muestra extremadamente protector hacia ella.
—Deja que yo me ocupe de esto.
La expresión aburrida de Emilia desapareció en cuanto vio al hombre alto y atractivo que acompañaba a su hija.
—Mi nombre es Peter Lanzani —se presentó Peter—. Peter... Vargas... Lanzani. Emilia se quedó boquiabierta.
—¿Cómo dice?
Salvador se había quedado igualmente atónito.
—¿Vargas? ¿El hijo de Valente Vargas?
—¡No puede ser su hijo! —protestó Emilia. Sin más preámbulos, Peter dejó un documento sobre la mesita de mármol.
—Los resultados de las pruebas de ADN. ¡Lali no es hija mi padre!
—Eso es imposible —dijo Salvador—. Hace varios años que sé que él fue el padre de Lali...
—Pues no es cierto —declaró Lali—. ¡Valente  no era mi padre!
—¿Por qué no le dice la verdad a su hija? —le preguntó Peter a Emilia.
—Creo que me voy a desmayar... —murmuró ella con voz débil.
—Fingir un desmayo no le servirá de nada —repuso Peter fríamente.
—¿Cómo se atreve a hablarle así a mi mujer? —le espetó Salvador, furioso.
—Me atrevo porque después de que Lali haya vivido en la ignorancia durante años, su mujer decidió contarle una mentira repugnante e irresponsable. Y se la contó justo cuando Lali y yo éramos amantes se quedó tan horrorizado por aquella declaración que miró enmudecido a Peter y luego a su mujer.
—Emilia... ¿es posible que estuvieras equivocada?
—Es más que posible —continuó Peter—. Mi padre no pisó Irlanda durante los cinco años siguientes al nacimiento de Lali. Dudo mucho que alguna vez conociera a su mujer.
Emilia rompió a llorar.
—¿Era mentira? —la presionó Salvador. Emilia se apartó de él y lloró con más fuerza.
Salvador se puso rojo y salió de la habitación.