Sunday, October 4, 2015

capitulo 28

El día siguiente amaneció despejado y ligeramente ventoso, y Lali se levantó con emoción de la cama: era un día perfecto para las carreras. Siendo una veterana de las cacerías campestres en su adolescencia, y consciente de lo duros que podían ser esa clase de eventos, se vistió con ropas cálidas y cómodas, calcetines térmicos y sus botas de agua.
Sansón se puso a trotar a su alrededor sin parar de ladrar hasta tuvo su desayuno servido.
—Eres un verdadero tirano —le dijo ella con afecto.
Fuera, en el patio, ya estaba todo en marcha, por lo que Lali decidió que en lo sucesivo se levantaría más temprano. Gas estaba limpiando un destartalado furgón para caballos, y Daniela estaba haciendo trenzas con la enmarañada crin de Tailwind. Lali se apoyó en la puerta de la cuadra para observar.
—Nunca se me ha dado bien hacer trenzas.
La joven la miró con una sonrisa sorprendentemente dispuesta. Sus ojos oscuros relucían de satisfacción, como si no estuviera acostumbrada a recibir halagos.
—Hace falta mucha práctica —confirmó—. Pero podría enseñarle, si quiere.
—Muy bien... ¿Te ha traído Gas?
—No, tengo una bicicleta —respondió Daniela. Puso una mueca de disgusto y bajó la voz—. Gas pasa por delante de mi casa, pero no quiere traerme porque teme lo que la gente pueda pensar. Se pone muy tonto con ese tipo de cosas.
Lali le dedicó una sonrisa.
—Debería permitir que Gas utilice el furgón de caballos nuevo —añadió Daniela—. Eso hará que el patio ofrezca un aspecto mucho mejor. Y usted tiene que pensar en la imagen que dará en determinados círculos.
Lali se puso colorada y corrió hacia Gas.
—Ni siquiera se me había ocurrido decírtelo... Por amor de Dios, ¡usa el furgón para caballos de Julia!
—Si lo hago, ¿me haría usted el gran favor de montar a Tailwind por el prado antes de la carrera? —le preguntó Gas con una sonrisa.
—Será un placer.
—¡No puedes dejar que lo haga ella! —exclamó Daniela con incredulidad—. ¡Ésa es tarea mía!
Lali abrió la boca para renunciar a cualquier deseo de usurpar el lugar de la joven, pero Gas la miró con una expresión cargada de significado y asintió brevemente con la cabeza, suplicándole en silencio que no se entrometiera.
—Lo siento, Daniela. Pero Lali tiene que darse a conocer y no hay mejor manera que ésta.
Una sacó la mitad del cuerpo sobre la puerta de la cuadra.
—¿Cómo puedes pensar en poner a Lali antes que a mí? —preguntó con voz temblorosa.
Gas se marchó hacia el furgón de caballos, situado en el otro extremo del patio, y Lali se estremeció ante la mirada de indignación que vio en los azules ojos de Daniela.
—¿Estás saliendo con él? —le preguntó la joven descaradamente.
Lali agradeció estar en posición de poder formular una enérgica negativa.

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