Tuesday, October 6, 2015

capitulo 41

—Pero le tengo demasiado aprecio a los vínculos familiares, y dudo mucho de que pueda encontrar algo que iguale en belleza a su hogar actual. Estaremos en contacto, señor Vargas Lanzani.
—Llámame Peter, por favor.
—La falsa camaradería no va conmigo.
La hermosa boca de Peter se curvó en una mueca de desagrado al tiempo que pasaba junto a ella para abrirle la puerta.
—Ni los malos modales van conmigo.
Lali volvió a ponerse colorada hasta las cejas. No podía negar que Peter hacía gala de unos modales exquisitos. Echó la cabeza hacia atrás y se topó con la electrizante mirada de sus ojos esmeralda.
—Mientras su intención sea llevarme a la quiebra o dejarme sin hogar, los buenos modales me parecen bastante superfluos e hipócritas.
—¿No te parece que estás siendo un poco melodramática? —le preguntó él, acortando sus poderosas zancadas para seguir el ritmo de Lali mientras la acompañaba a través del vestíbulo.
—No creo que mi casa signifique tanto para usted como significa para mí.
—Mi difunta madre jugaba en esa casa de niña. Su padre siempre le decía que era su deber recuperar esa propiedad para Lanzani Court —una sombra casi imperceptible cruzó su recio rostro—. La vista tan desagradable que ofrece fue el constante recordatorio de su fracaso.
Lali se quedó asombrada por aquel destello de emoción que Peter no había podido ocultar. Estaba frente a un hombre temperamental y peligroso, lleno de una pasión controlada rigurosamente y que rara vez se permitía expresar sus verdaderas emociones. Sin embargo, aquel atisbo de sentimientos ocultos le revelaba más sobre su verdadera naturaleza que nada que hubiese visto antes.
—Me estás mirando —dijo él, bajando la mirada hacia sus labios carnosos y suaves.
El silencio que siguió pareció echar chispas entre los dos.
Ajena a todo lo que la rodeaba, Lali sólo fue consciente de él.
—Y tú también.
—Me gusta tu boca —murmuró él, arrastrando las palabras en un tono lento y sensual—. Es muy sexy.
—Señor Lanzani... ¿puede atenderme un momento, por favor? —preguntó una voz femenina y aguda.
Lentamente, Lali volvió al mundo real y sacudió la cabeza como si quisiera despejarse de una ensoñación. Una mujer mayor con un elegante vestido había aparecido de repente. Tras ella había un hombre de menor estatura, que tecleaba febrilmente en un ordenador portátil.
—He decidido que el azul etrusco es el color apropiado para el vestíbulo.
—¿Azul? Pero si el vestíbulo está orientado hacia el norte —murmuró Peter sin pensar—. Un amarillo apagado haría resaltar los tonos caramelo de las columnas de mármol.
Sorprendido, Peter le echó una mirada cargada de respeto y admiración. La sugerencia de colores para su hogar ancestral parecía haber tocado su fibra sensible.
—El amarillo me parece bien. Lali, ésta es mi diseñadora de interiores.

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