Friday, October 2, 2015

capitulo 5

Seis horas más tarde, Lali estaba cruzando el elegante vestíbulo de Dar Design. Un silencio espeluznante flotaba en el ambiente. Sus colegas asomaban las cabezas por las puertas y apartaban rápidamente la mirada. Nadie sabía qué hacer ni qué decir. Antes de que Lali se embarcara en un avión de vuelta a Londres, Mercedes la había llamado cuatro veces más, y todo el mundo debía de haberla oído gritar a pleno pulmón sobre la enorme fortuna que Zenco le debía a Dar Design. Los intentos de Lali por hablar con Benjamin habían sido en vano; al llamar a su secretaria, ésta le dijo que estaría en una reunión hasta las seis, y su móvil estaba apagado, como él le había dicho.
Una mujer morena y demacrada, de cuarenta y tantos años y enfundada en un traje rosa de tweed, abrió de un brusco tirón la puerta del despacho.
—¿Y bien? —la increpó Mercedes mordazmente. Lali respiró hondo, entró y cerró la puerta tras ella.
—La cosa no tiene buen aspecto. Se rumorea que hay un agujero en las cuentas de Zenco y está pendiente una investigación de tres de los directores.
Mercedes masculló una palabrota y le clavó a Lali una mirada de profundo resentimiento.
—¿Por qué demonios me estoy enterando de esto ahora?
—La corrupción en las altas esferas no es un tema de conversación habitual entre el personal de Zenco —señaló Lali con toda la tranquilidad que pudo—. Ninguno de ellos tiene contactos, y tampoco yo.
A pesar del distanciamiento que siempre había existido entre Valente Varga y su hijo, Peter decidió acudir al funeral de su padre.
Peter creía que las rivalidades familiares no debían ser mostradas en público, y no tenía ningún motivo para ofender la tradición. Ciertamente, no le convenía mucho dejar Reino Unido justo cuando Zenco se iba a la quiebra, pero ya estaba pensando en ganar otros cuantos millones de libras aprovechándose de la ingenuidad y la avaricia de las personas.
Un silencio lleno de sobrecogimiento y respeto lo recibió en la capilla de Roma. Al ver el cadáver del viejo no mostró la menor emoción ni sentimiento. Aquella actitud impasible ante el féretro era un rasgo que su difunto padre habría admirado, sin duda. Setenta años alimentando una personalidad cruel y egoísta no le habían servido a Valente para conseguir la frialdad y el orgullo que Peter demostraba.
La furia y la frustración por no poder intimidar a su hijo habían llevado a Valente a estar siempre en guerra con él. Le había hecho la competencia con métodos bastante turbios y escabrosos, y en demasiadas ocasiones había intentado hundir el imperio de su hijo. Derrotado, Valente se había dado cuenta de que, a su pesar, se enorgullecía de su propia sangre. Peter tenía una inteligencia letal, un férreo control sobre sí mismo y una carencia absoluta de sentimiento. Poco antes de morir, Valente había llegado a la conclusión de que había creado un rey junto a la esposa irlandesa que no había cumplido sus expectativas.

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